Pequeños, entre 1 y 9 años, recorren las filas de autos pidiendo dinero a los automovilistas mientras sus madres realizando alguna actividad frente al tráfico
Saltillo, Coahuila, MÁS. – La presencia de mujeres y niños, originarios del centro y sur del país, en los cruceros de Saltillo se ha vuelto común entre la sociedad, a pesar de que están expuestas a distintos riesgos.
La escena se repite en distintos puntos de la ciudad, principalmente en zonas con mayor tránsito y cerca de plazas comerciales, en donde realizan malabares, trucos u ofrecen frutas, jugos o caramelos a los automovilistas mientras se detienen en la luz roja de un semáforo a cambio de una moneda.
En muchos de los casos se tratan de mujeres jóvenes que visten ropa tradicional y son acompañadas por niños pequeños, que algunas veces cargan en rebozos.
También son visibles niños pequeños, de entre 1 y 9 años, que recorren las filas de autos pidiendo dinero a los automovilistas mientras sus madres se encuentran al frente del tráfico realizando alguna actividad.
MÁS tuvo la oportunidad de hablar con dos mujeres que se encontraban al norte de la ciudad, quienes eran acompañadas de una pequeña niña, no mayor a dos años, la cual permanecía cerca de ellas mientras realizaban malabares corriendo el riesgo inminente de ser atropellada por los vehículos y camiones que transitan por las calles de la ciudad, pues por su estatura no es visible para los conductores.
Una de las entrevistadas dijo conocer los riesgos a las que se encuentran expuestas; sin embargo, dijo que es la única manera de obtener un ingreso, pues no han sido informadas de programas o apoyos otorgados por las dependencias municipales.
Mencionó que son parte de un grupo de mujeres originarias de Chiapas, que decidieron venir a la ciudad en busca de mejores oportunidades. Aunque no precisó el número de personas, señaló que entre ellas hay al menos siete niños pequeños, quienes los acompañan a buscar el recurso para poder solventar los gastos de alimento y cuidado que son requeridos.
Todas ellas viven en una casa de renta cerca de Otilio González, y cada día toman un taxi para trasladarse a los distintos puntos de la ciudad en donde piden dinero a las personas que transitan por las principales avenidas.
Al cuestionarle si el recurso que obtienen es suficiente dijo “a veces no, a veces sí”, respuesta que repitió al cuestionarle si la ciudadanía las apoya.
Agregaron que no son detenidas por los elementos de la policía; sin embargo, si son amenazadas, pues les piden retirarse del lugar o de lo contrario serán detenidas.
Según la UNIF, el protocolo es pedirles que regresen a sus hogares para no seguir exponiendo a los menores a algún tipo de accidente, ya que es considerado como omisión de cuidado de los niños o trabajo infantil, el cual está prohibido en el estado.
Contrario a lo que ha manifestado el DIF municipal, señalaron que, a ellas, desde que llegaron a la ciudad en septiembre, no se les ha ofrecido ser parte de algún programa o apoyo.