En la era pretermómetro, la fiebre se diagnosticaba con un simple toque a la frente. Sin embargo, con la llegada de la tecnología médica, hemos aprendido que la temperatura elevada no siempre es sinónimo de fiebre.
A menudo, nos encontramos tocando cabezas cálidas sin una lectura febril y nos preguntamos por qué. En esta nota, exploraremos las razones más comunes detrás de ese calor aparentemente inexplicable en la cabeza, tanto en niños como en adultos.
En el caso de los pequeños, cuyas defensas e inmunidad son más bajas que en los adultos, la fiebre puede representar un riesgo mayor. Si bien es común sentir la cabeza caliente, sin fiebre real, en bebés y niños, hay razones específicas detrás de este fenómeno:
Exceso de ropa: Durante las estaciones frías, es natural querer abrigar a los bebés, pero un exceso de ropa puede conducir a un golpe de calor.
Pérdida de calor: Similar a los adultos, la cabeza de un niño puede calentarse simplemente debido al calor ambiental.
Temperatura corporal individual: Algunos niños tienen naturalmente una cabeza más caliente, sin fiebre.
Es fundamental verificar con un termómetro para descartar la fiebre y, si es necesario, ajustar la temperatura ambiente o dar un baño al bebé.
Adultos: Más complejidades, más posibilidades
En el caso de los adultos, los mismos motivos mencionados anteriormente pueden aplicar al sentir la cabeza caliente, pero sin fiebre, pero existen factores adicionales a considerar:
Presión arterial elevada y tensión: Personas con historial de presión arterial elevada pueden experimentar un aumento en la temperatura de la cabeza en momentos de estrés y tensión, sin ser fiebre.
Exposición a dispositivos electrónicos: El uso prolongado de dispositivos electrónicos y la tensión ocular asociada pueden elevar la temperatura de la cabeza, incluso sin fiebre.
En ambos casos, es crucial discernir entre un aumento normal de temperatura y la presencia de fiebre.
Mantener un equilibrio térmico adecuado, vestirse adecuadamente y gestionar el estrés son prácticas clave para evitar malentendidos sobre la salud.
Recuerda siempre que, en caso de duda, la consulta con un profesional de la salud es la mejor opción para garantizar el bienestar.