La tendencia al alza de las dietas vegetarianas es paralela a una intensa investigación que demuestra sus beneficios a nivel cardiovascular (reducción del colesterol y otros factores de riesgo) y en patologías como la diabetes.
Asimismo, las evidencias al respecto avalan la importancia de suplementar de forma general con vitamina B12 y hacer reajustes personalizados de otros nutrientes, como el hierro o la vitamina D, indican datos actualizados en el 64º Congreso de la SEEN.
En el contexto actual de sostenibilidad y salud planetaria, conceptos como "dieta saludable y sostenible", "mínimamente procesado" o "alimentos de km 0" están en el punto de mira de los especialistas en nutrición y en tecnología de los alimentos. Y en este marco las dietas vegetarianas encuentran todo su sentido y al mismo tiempo ofrecen muchas ventajas y plantean varios retos, especialmente para los endocrinólogos.
Así lo expuso Mª Pilar Vaquero, doctora en Farmacia, responsable del Grupo de Minerales y Nutrición Humana del ICTAN (Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos y Nutrición) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), en su ponencia Dietas vegetarianas: beneficios y riesgos para la salud, durante el 64º Congreso de la Sociedad Española de Nutrición (SEEN).
La investigadora hizo una actualización de las evidencias más recientes sobre el impacto de las dietas vegetarianas en la salud de las personas que las siguen y las consideraciones que tanto médicos como pacientes deben tener en cuenta al respecto.
"Desde el punto de vista nutricional están bien definidos los pros (prevención de enfermedades) y los contras (riesgo de determinados déficits o patologías) de seguir un tipo de alimentación basada en la ingesta abundante de frutas, verduras, legumbres y frutos secos y en la ausencia de carne roja y otros productos animales", afirmó.
Respecto a la prevención de enfermedades, Vaquero destacó los beneficios de estas dietas en la obesidad, ya que se asocian a reducción de peso y mejora de la composición corporal (en la diabetes de tipo 2 aumentan la sensibilidad a la insulina) y la enfermedad cardiovascular en general, debido especialmente a su efecto en la lipidemia, "un parámetro en el que producen una reducción espectacular".
En cuanto a los efectos negativos, este patrón alimenticio se asocia a mayor riesgo de osteoporosis, derivado de la baja ingesta de calcio y vitamina D y anemia ferropénica, ya que el hierro de origen vegetal es muy poco biodisponible y alteraciones de la función cognitiva relacionadas directamente con el déficit de vitamina B12.