Durante los meses de otoño e invierno, se incrementan los casos de infecciones por Virus Sincitial Respiratorio o VRS, esta enfermedad afecta sobre todos niños en edad escolar y a los bebés, para quienes podría representar un riesgo significativo.
Aunque para la mayoría de los niños sanos este virus se manifiesta como un simple resfriado, en algunos casos puede desencadenar complicaciones graves, especialmente en bebés, adultos mayores y personas con condiciones médicas preexistentes.
El Virus Sincitial Respiratorio se propaga de persona a persona, ingresando al cuerpo a través de la nariz o los ojos mediante el contacto con saliva infectada, mucosidad o secreción nasal. Con casi todos los niños contrayendo esta enfermedad viral al menos una vez antes de los 2 años, es esencial que los padres comprendan las posibles consecuencias y tomen medidas preventivas.
Los síntomas típicos del Virus Sincitial Respiratorio incluyen nariz tapada o moqueo nasal, dolor de garganta, dolor de cabeza leve, tos, fiebre, falta de apetito y sensación de malestar general.
En casos más severos, la infección por VRS puede evolucionar hacia bronquiolitis o neumonía, siendo los bebés prematuros, menores de un año y aquellos con condiciones que afectan pulmones, corazón o sistema inmunitario particularmente vulnerables.
Consecuencias del VRS en los bebés
La deshidratación es otra complicación potencial, destacando la importancia de vigilar de cerca a los pequeños infectados. Se insta a los padres a buscar asistencia médica inmediata si observan signos alarmantes, como dificultades respiratorias pronunciadas, somnolencia extrema o si los labios y/uñas de los dedos de las manos se tornan azules.
En general, las personas con una infección por virus respiratorio sincitial son contagiosas durante 3 a 8 días. Pero a veces los bebés y las personas con sistemas inmunitarios debilitados pueden continuar propagando el virus durante 4 semanas.
La prevención se vuelve crucial en la lucha contra el VRS. Se recomienda a los padres adoptar prácticas higiénicas, como lavarse las manos regularmente y evitar el contacto cercano con personas enfermas.
Asimismo, es fundamental mantener actualizadas las vacunas recomendadas por los profesionales de la salud, ya que algunas de ellas ofrecen protección indirecta contra el VRS.