En el ámbito hospitalario es habitual desinfectarse las manos antes de ponerse guantes no estériles, pero se han planteado dudas sobre la necesidad de esta práctica.
Un estudio realizado en Estados Unidos demuestra que el uso directo de guantes (sin higiene previa) aumenta su adherencia sin incrementar la contaminación bacteriana en varias localizaciones.
En urgencias, sin embargo, las cosas son distintas y la higiene de las manos puede marcar la diferencia. Los resultados de este estudio, publicado en la revista JAMA Network Open, podrían llevar a reconsiderar, al menos parcialmente, la política hospitalaria.
Higiene de manos, ventajas e inconvenientes
Higienizar las manos lavándolas con agua y jabón o frotándolas con un desinfectante alcohólico reduce la carga bacteriana y vírica y ayuda a prevenir las infecciones. Tras este paso, sin embargo, es necesario esperar a que las manos estén secas para poder ponerse los guantes, lo que puede retrasar la intervención del personal sanitario y contribuir a reducir la adherencia al uso de guantes.
"Merecería la pena aceptar este retraso si la higiene de manos antes de ponerse los guantes aumentara la seguridad", escriben los autores, "sin embargo, los estudios han demostrado que no hay diferencias en la contaminación de los guantes cuando se usan guantes no estériles directamente en comparación con cuando se usan después de la higiene de las manos".
Comparación de dos modalidades
El personal sanitario de 13 unidades hospitalarias, con un total de 3.790 participantes, participó en un estudio aleatorizado: en 6 unidades se practicó la colocación directa de guantes sin higiene de manos (intervención), mientras que en las otras 7 unidades se siguió practicando la higiene de manos antes de la colocación de guantes no estériles (control).
El resultado primario fue el cumplimiento de la práctica asignada. En una muestra aleatoria, se midió la contaminación de los guantes al entrar en una de las salas en las que estaban en vigor precauciones adicionales (sala con medidas de precaución de contacto).
Efectos sobre la adherenica y la contaminación
Como esperaban los investigadores, la adherencia a la práctica impuesta fue significativamente mayor en las unidades asignadas a uso directo de guantes que en las asignadas a práctica habitual (87 % frente a 41 %). El uso de guantes para entrar en las salas con medididas de precaución de contacto fue significativamente mayor cuando se aplicó el uso directo de guantes que cuando se impuso la higiene de manos (87 % frente a 67 %).
La intervención no tuvo ningún efecto sobre el hábito de higienizarse las manos ni al entrar (72 % en el grupo de control frente a 66 % en el grupo de intervención) ni al salir (84 % en el grupo de control frente a 85 % en el grupo de intervención) de la salas con medidas de precaución de contacto
El uso directo de guantes sin la obligación de higienizarse las manos en las unidades de urgencias aumentó tanto el recuento bacteriano como la presencia de especies patógenas en los guantes, pero en las unidades de cuidados intensivos y hemodiálisis estos parámetros no cambiaron, y en pediatría el recuento bacteriano incluso disminuyó. En comparación con el personal de enfermería, los médicos tenían menos guantes contaminados, mientras que otros trabajadores (por ejemplo, los fisioterapeutas) tenían más guantes contaminados.
El mensaje
"Este ensayo clínico de aleatorización por grupos muestra que una política que respalda una estrategia de colocación directa de los guantes, frente a la estrategia actual que exige la higiene de las manos antes del uso de los guantes, condujo a un mayor cumplimiento de la práctica prevista y a un mayor uso de los guantes en general, fue aceptada por el personal sanitario y no aumentó la contaminación bacteriana de los guantes en la mayoría de las áreas clínicas, con la excepción del servicio de urgencias", escriben los autores del estudio, sugiriendo que la escasa higiene básica en el servicio de urgencias, donde uno de cada tres (32 %) no se higienizaba las manos ni se ponía guantes antes de entrar en zonas con medidas de contacto, el doble que en otras unidades (14 %), puede haber marcado la diferencia.
"Debe defenderse la adopción de una estrategia de uso directo de guantes", concluyeron, señalando que "sin embargo, esta estrategia debe evitarse en las salas de urgencias y otras áreas donde la adherencia a la higiene de las manos y el uso de guantes es baja".
Cabe señalar una limitación del estudio: se realizó antes de la pandemia de la COVID-19, que marcó un antes y un después en la prevención de infecciones.