Por un lado, es importante respetar la dignidad de los migrantes, incluso en su momento de mayor vulnerabilidad.
Un llamativo caso se presenta actualmente en las calles de la colonia Morelos, ya que ha surgido un tema delicado que ha dividido opiniones y desatado un debate ético, ya que algunos residentes han optado por recolectar y vender ropa, así como artículos de “valor” abandonados por migrantes en su ardua travesía hacia Estados Unidos.
Este acto, aunque puede ser visto por algunos como una estrategia de subsistencia en medio de desafíos económicos, ha suscitado cuestionamientos éticos en la comunidad, ya que personas buscan venderlos a un precio llamativo, cuando realmente los objetos se encontraban tirados.
Es importante señalar que, desde una perspectiva legal, la autoridad no puede considerar esta práctica como un hecho constitutivo de delito, ya que los objetos en cuestión están técnicamente abandonados. Sin embargo, esta situación legal no ha detenido la controversia que rodea la moralidad de recolectar y vender pertenencias de migrantes.
El debate se intensifica al considerar las complejidades económicas que enfrenta la Colonia Morelos, donde la lucha por la supervivencia puede impulsar a algunos a recurrir a esta práctica.
Mientras algunos abogan por abordar las condiciones económicas subyacentes que llevan a estas acciones, otros resaltan la necesidad de encontrar un equilibrio entre la comprensión de la necesidad y la consideración ética hacia aquellos que buscan mejorar su situación a través de esta peculiar forma de sustento.
Algo que llama la atención es que incluso las personas se arriesgan a ir a las islas del Río, para poder tomar dichas pertenencias, exponiéndose de forma llamativa.