Varios estudios han demostrado que la soledad es una amenaza apremiante para la salud física y mental. “Las personas afectadas por la soledad y el aislamiento social corren mayores riesgos de sufrir problemas tales como ansiedad, demencia, depresión, tendencias suicidas o ataques al corazón”, afirmó recientemente el director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus.
Para enfrentar esta situación, la Organización Mundial de la Salud (OMS) anunció este miércoles la creación de una comisión de expertos para promover la Conexión Social a nivel mundial y combatir la soledad, que cada vez afecta a un mayor número de personas y es considerada ya uno de los mayores factores de riesgo para la salud para todas las edades.
La nueva Comisión para la Conexión Social estará conformada por 11 especialistas y estará copresidida por el excirujano general del gobierno estadounidense Vivek Murthy y la enviada especial de la Unión Africana para la juventud, Chido Mpemba (Zimbabue), según anunció en un comunicado la organización.
Pero ¿de qué se habla cuando se habla de soledad? Any Krieger, licenciada en Psicología, psicoanalista, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), full member de la Asociación Psicoanalítica Internacional (IPA), explicó a Infobae que la soledad es una experiencia subjetiva, de cada individuo, “quien aun rodeado por una estructura familiar, amigos y afectos cercanos, puede sentirse solo”.
“Algunos pensadores clásicos consideraban a la soledad como una posición filosófica, ética y constructiva frente a la vida, por ejemplo Schopenhauer. Sin embargo, en la concepción moderna, la situación cambia sustancialmente”. Giles Lipovetsy, filósofo del individualismo, la soledad y del consumismo, reflexionó: “La ciudades de hoy están marcada por costumbres individualistas, que conducen a un sentimiento de soledad creciente. No es una situación transitoria: la individualización de la cultura y de los comportamientos hacen que la soledad esté condenada a desarrollarse mucho más en el futuro. Sin duda, es uno de los dramas del mundo actual”, señaló Krieger.
Tanto es así que la semana pasada, el estado de Nueva York nombró a la terapeuta sexual doctora Ruth Westheimer como su primera embajadora de la soledad. En mayo, Murthy presentó un marco para abordar la soledad y “reparar el tejido de nuestra nación”. Y en 2018, el Reino Unido nombró a su primer ministro para la soledad. Se tratan de todas acciones para combatir a este enemigo del bienestar que, según las investigaciones, está relacionado con una mala salud mental.
Por su lado, el doctor Oscar A. Paulucci, psicoanalista y médico especialista en Psiquiatría, miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina, explicó a Infobae: “La palabra soledad tiene su origen en el latín ‘solitas’, que significa la cualidad de estar sin nadie más. Sin embargo, su significado y el impacto emocional que tiene puede variar según cada individuo, así como el momento y el contexto en el que se exprese”.
Y añadió: “Nacemos todos prematuros, necesitamos del otro, no sólo de la dependencia al alimento, sino la necesidad de causar el deseo de algún otro. La provisión de alimento no es suficiente para sobrevivir, necesitamos ser deseados y nombrados para vivir.”
Por otra parte, Krieger explicó por qué países como el Reino Unido y España han implementado sistemas de acompañamiento y contención de persona que padecen soledad. “En el Reino Unido se creó el Ministerio de la Soledad para dar respuesta a una certeza: la cantidad de personas que viven solas no tiene precedentes en la historia: desde 1960 se triplicó es estadística, en especial, en la población mayor a los 75 años. Si además se tiene en cuenta que en promedio llevan más de un mes sin contactarse con familiares o amigos, se entiende el debilitamiento de los lazos afectivos que produjo el avance de la urbanización y de la sociedad individualista de Occidente. Los expertos sostienen que es un fenómeno transversal ya que padecen la soledad tanto adolescentes, como adultos jóvenes y, sobre todo, los ancianos”.
“La desconexión social se ha convertido ahora en un factor clave de la crisis de salud mental más grande que estamos viendo en este mundo”, dijo Murthy. Y agregó: “Estoy encantado de colaborar estrechamente con un grupo destacado de comisionados para promover la conexión social, un componente vital del bienestar. Juntos podemos construir un mundo menos solitario, más saludable y más resiliente”, dijo el doctor Murthy.
El experto sumó: “Dadas las profundas consecuencias que la soledad y el aislamiento tienen en el ámbito social y de salud, tenemos la obligación de invertir en la reconstrucción del tejido social de la misma manera que hemos hecho para enfrentarnos a otros problemas de salud mundial, como el consumo de tabaco, la obesidad y la crisis de adicciones.”
Según la OMS, durante tres años, la nueva comisión analizará el papel central que desempeña la conexión social en la mejora de la salud de las personas de todas las edades y expondrá soluciones a medida para establecer relaciones sociales.
Una de cada cuatro personas mayores sufre aislamiento social, tasa muy similar en todas las regiones. “Según resultados de diversos estudios, entre un 5% y un 15% de los adolescentes padecen soledad, pero es probable que estas cifras representen una subestimación”, afirma la OMS.
Los efectos de la soledad en la salud
Para el neurocientífico Facundo Manes, presidente de la World Federation of Neurology Research Group on Aphasia, Dementia and Cognitive Disorders y fundador del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) y el Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro, la soledad “podría ser tan mortal como un ACV”.
Según explicó en una nota reciente en Infobae “Sentirse solo es un mecanismo biológico como tener hambre o sed, pero la diferencia está en que una persona puede comer o beber y se acaban sus problemas, pero no puede salir a la calle y gritar ‘quiero tener amigos’”, señaló Manes.
El aislamiento social y la soledad se asocian a un mayor riesgo de muerte por todas las causas, según lo confirmó una revisión de 90 estudios que incluyen a más de 2 millones de individuos.
Esa revisión fue publicada en la revista especializada Nature Human Behaviour. Encontraron que la soledad eleva el riesgo de morir por cualquier tipo de causa en un 14%. Además, detectaron que la situación es peor cuando se mide el impacto del aislamiento social, que quiere decir escasez de relaciones sociales con otras personas. En ese caso, el riesgo de mortalidad se agrava en un 32%.