Un cóctel de fármacos para la hipertensión, eficaz en lesiones cerebrales graves

El edema cerebral, la peligrosa inflamación cerebral que se produce después de una lesión cerebral traumática, puede aumentar diez veces el riesgo de muerte y empeorar significativamente las perspectivas de recuperación de la función cerebral. 

En casos extremos, los cirujanos extirparán una parte del cráneo para aliviar la presión, pero esto conlleva riesgos importantes y no es viable en la gran mayoría de los casos. Actualmente hay muy pocas herramientas que sean efectivas para tratar el edema cerebral, que es una de las principales causas de muerte hospitalaria y está asociado con discapacidad neurológica a largo plazo.

Pero una nueva investigación que se publica en 'Nature' presenta los resultados de un nuevo cóctel de medicamentos, aprobados para tratar la hipertensión arterial, que han demostrado reducir rápidamente la inflamación cerebral y mejorar los resultados en modelos animales de lesión cerebral.

 

«La investigación muestra que el edema cerebral es la consecuencia de una alteración del flujo de líquido a través del sistema linfático y su drenaje linfático asociado», explica Maiken Nedergaard, codirector del Centro de Neuromedicina Traslacional de la Universidad de Rochester (EE.UU.) y autor principal del artículo.

Según este investigador, dicho deterioro está bajo control adrenérgico y, por lo tanto, «puede rescatarse farmacológicamente inhibiendo ampliamente los receptores adrenérgicos. Debido a que estos medicamentos ya se están utilizando clínicamente y se han observado beneficios neurológicos, existe la posibilidad de pasar rápidamente a estudios clínicos para confirmar estos hallazgo».

Ahora, esta investigación abre nuevas posibilidades para tratar el Alzheimer y otros trastornos neurológicos y administrar y distribuir medicamentos de manera más efectiva en el sistema nervioso central y periférico, incluido el oído interno.

El sistema glifático fue descrito por primera vez por el laboratorio de Nedergaard en 2012 como el proceso único de eliminación de desechos del cerebro

El estudio apunta a la posibilidad de reutilizar el sistema glifático para que actúe como una válvula de liberación de presión de emergencia. El edema cerebral es una consecuencia común de los casos moderados y graves de lesión cerebral. «En otras partes del cuerpo, el edema ayuda a reparar los tejidos, pero debido al cráneo, el cerebro tiene una capacidad limitada de expansión. Como resultado, la presión aumenta, el suministro de sangre disminuye y los desechos y las proteínas tóxicas quedan atrapados en el sitio de la lesión, lo que agrava el daño y perjudica la recuperación», asegura Rashad Hussain, primer autor del estudio.

Uno de los principales desencadenantes del edema cerebral es la noradrenalina, un neurotransmisor que inunda el cerebro inmediatamente después de una lesión cerebral traumática. La noradrenalina suele asociarse con la respuesta de huir o luchar, pero en la lesión cerebral esta «tormenta adrenérgica» altera el flujo de LCR que entra y sale del cerebro.

Los investigadores describen cómo la noradrenalina interfiere con la función del sistema glifático. Específicamente, restringe el movimiento de líquido a través de la sección de las tuberías del sistema donde el LCR drena del cerebro y fluye hacia los ganglios linfáticos meníngeos y cervicales en el cuello. Esta observación llevó al equipo a especular si reabrir estas puertas a los ganglios linfáticos podría eliminar el exceso de LCR del cerebro, aliviando así la presión.

Para lograr esto, el equipo utilizó un cóctel de medicamentos, incluidos prazosin, atipamezol y propranolol. Esta combinación de bloqueadores alfa y beta suprime colectivamente los diferentes receptores utilizados por las células para absorber noradrenalina.

Enfermedad de Alzheimer

El atipamezol reduce las convulsiones postraumáticas, la prazosina es eficaz en el tratamiento del estrés postraumático y los betabloqueantes reducen la mortalidad hospitalaria y mejoran el resultado funcional de los pacientes con lesión cerebral traumática. Además, Nedergaard y sus colegas de la Universidad de Copenhague han demostrado que las personas que toman betabloqueantes para la hipertensión tienen un menor riesgo de padecer alzhéimer

En el estudio, se administró el mismo cóctel de medicamentos a ratones poco después de una lesión cerebral traumática. Utilizando microesferas fluorescentes, los investigadores rastrearon el LCR que se originaba en el sitio de la inflamación cuando salía en masa del cerebro a través de los vasos linfáticos, llevando consigo restos de la lesión a los ganglios linfáticos. El resultado fue una eliminación casi inmediata del edema cerebral y un retorno sostenido a la presión intracraneal normal en los animales. El tratamiento logró una recuperación significativa de la función cognitiva, conductual y motora.

«Estos hallazgos muestran que la tormenta adrenérgica, el edema y la presión intracraneal resultantes y la retención de desechos neurales pueden revertirse mediante una inhibición adrenérgica amplia, con la consiguiente mejora en la recuperación en ratones lesionados», concluye Nedergaard.

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