El reconocimiento destaca juegos con una trayectoria "excepcional" en transparencia y capacidad de respuesta, considerando tanto la actividad en redes sociales como las actualizaciones y parches recibidos. La nominación ha generado controversia debido a los recientes despidos, especialmente de miembros del equipo de gestión de la comunidad y apoyo al jugador.
La reacción de la comunidad ante la nominación ha sido mayormente negativa, criticando la ironía de reconocer a Destiny 2 por su atención a la comunidad justo después de realizar despidos significativos en el equipo que maneja dicha interacción. Sin embargo, algunos de los afectados han expresado una perspectiva diferente. Liana Ruppert, una exmiembro del equipo de gestión de la comunidad que fue despedida, compartió en redes sociales su apoyo al equipo con el que trabajó, describiéndolos como uno de los mejores del sector. Aunque reconoce la ironía del momento, destaca el mérito del equipo y su contribución a la nominación.
Las palabras de Ruppert brindan una comprensión más profunda del contexto. Es probable que la nominación de Destiny 2 ya estuviera confirmada antes de los recientes despidos, que ocurrieron solo hace dos semanas. Esto complica la toma de decisiones éticas respecto a la inclusión o exclusión del juego en los Game Awards. Excluir a Bungie por los despidos podría resultar en una penalización injusta para los trabajadores y desviar el reconocimiento merecido por su trabajo. Sin embargo, premiar a la compañía también plantea dilemas éticos dados los despidos recientes.
Destiny 2 competirá por el premio junto a otros cuatro juegos: Baldur's Gate 3, Cyberpunk 2077, Final Fantasy XIV y No Man’s Sky. Aunque enfrenta una competencia fuerte, la nominación en sí puede ser un reconocimiento valioso para los empleados afectados, potencialmente facilitando su recolocación en otras empresas. No obstante, también destaca la dura realidad de que incluso realizar un excelente trabajo no garantiza la seguridad laboral en la industria del videojuego.