Existe una cifra llamativa, solo del lado mexicano; es decir, si ambas cifras se juntan, está por encima del centenar de migrantes que han muerto ahogados en las aguas del río que divide los países.
El fenómeno migratorio continúa siendo un desafío constante en la ciudad de Piedras Negras. Aunque en los últimos tiempos no se han registrado caravanas masivas de migrantes que entren a esta frontera procedentes de diferentes países de Centro y Sudamérica, la realidad es que muchas personas siguen intentando llegar a los Estados Unidos de manera ilegal.
De acuerdo con la información proporcionada por el Instituto Nacional de Migración, aunque no se divulgan cifras públicas, se ha observado que en la actualidad, la mayor parte de los migrantes que intentan cruzar la frontera corresponde a ciudadanos venezolanos y hondureños. Sin embargo, no se debe pasar por alto que también se encuentran personas de El Salvador y Guatemala, aunque en menor cantidad en comparación con las nacionalidades ya mencionadas. Estos intentos de ingreso ilegal a los Estados Unidos han tenido un costoso precio en términos de vidas humanas. En lo que va de 2023, se han registrado un total de 46 muertes por ahogamiento relacionadas con esta travesía. Es destacable que el 70% de estas víctimas ha logrado ser identificado por parte de la Fiscalía General del Estado, en particular en la delegación norte uno de Piedras Negras. Además, este fenómeno no se limita únicamente a esta ciudad, ya que afecta a diversas localidades que comparten la jurisdicción de la mencionada región, lo que agudiza la problemática y requiere de un enfoque más amplio y coordinado para abordar los desafíos humanitarios y de seguridad que representa.
Caso omiso. A pesar de las bajas temperaturas que se han apoderado de la ciudad debido al frente frío número 9, no se detienen los intentos de cruce de migrantes en busca de un futuro mejor en los Estados Unidos.
Las bajas temperaturas, que a menudo caen por debajo del punto de congelación en el caudal, son alrededor de los 0 °C, no disuaden a aquellos que enfrentan desafíos y dificultades en sus países de origen. Esta realidad subraya la desesperación y la determinación de muchas personas que se embarcan en peligrosos viajes, poniendo en riesgo sus vidas en busca de mejores oportunidades en suelo estadounidense.
Las condiciones extremas hacen que el acto de cruzar la frontera se vuelva aún más arriesgado, exponiendo a los migrantes a un mayor peligro y subrayando la urgencia de abordar de manera efectiva los problemas de inmigración y las condiciones en los países de origen que impulsan estos movimientos.
Un dato que resalta en este trágico escenario es que la edad promedio de las personas que han perdido la vida por ahogamiento en estos intentos de cruce se sitúa alrededor de los 28 años. A pesar de esta estadística, es igualmente inquietante observar que en muchas ocasiones, se descubre que entre los migrantes que intentan cruzar, también se encuentran menores de edad, lo que añade una dimensión aún más conmovedora y urgente a la situación.
La desesperación que impulsa a personas de diversas edades, incluyendo a familias enteras, a afrontar los peligros de la travesía en busca de un futuro más prometedor, plantea un serio llamado a la acción en lo que respecta a la gestión de la inmigración y la cooperación internacional para abordar las causas subyacentes de estos movimientos migratorios. La vigilancia y el esfuerzo conjunto de los cuerpos de rescate y las autoridades de los tres niveles de gobierno en Las Vegas del Río Bravo son fundamentales para garantizar la seguridad de la comunidad y prevenir tragedias en la región. La colaboración entre las agencias de rescate y las autoridades gubernamentales es esencial para monitorear de cerca la actividad en la zona, brindar asistencia humanitaria a quienes la necesitan y aplicar medidas que eviten riesgos.