— José Luis Adriano 04/11/2023
Chicharito se ha ido del Galaxy como se había ido de sus anteriores equipos.
Javier Hernández había llegado al Galaxy como había llegado a sus anteriores equipos, excepto Chivas, pero incluyendo a la Selección Mexicana. Había llegado entre grandes expectativas.
Y Chicharito se ha ido del Galaxy como se había ido de sus anteriores equipos, incluyendo la Selección Mexicana, pero con excepción de Chivas: por la puerta de atrás, dejando un tufo a azufre, y bajo con el confeti negro del arrepentimiento.
Así llegó a su mejor momento en el Manchester United, después al Real Madrid, Bayer Leverkusen, West Ham, Sevilla, Galaxy, y, por supuesto, la Selección de México. Llegó, suntuosamente, entre fanfarrias y la parafernalia de la fe. Al final, de todos esos equipos, terminó yéndose en deuda.
A los 35 años, en su comunicado en redes sociales este viernes, habla de comenzar una nueva etapa, de buscar nuevos retos. En un horizonte optimista, a Chicharito sólo le quedaría regresar como hijo pródigo al sitio que abandonó como hijo prodigio: las Chivas del Guadalajara. O, por supuesto, ir por su fondo de retiro al futbol del mundo árabe.
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