Numerosos estudios han demostrado que hay más casos de huracanes de intensificación rápida a nivel mundial de los que solía haber.
La canciller mexicana, Alicia Bárcena, calificó el huracán "Otis", que causó devastación en el puerto de Acapulco, como un “llamado de alerta” sobre los efectos del cambio climático.
Durante un foro del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en Washington, donde mañana Bárcena participará en la primera Cumbre de Líderes de la Alianza para la Prosperidad Económica en las Américas (APEP), la canciller habló del impacto de "Otis".
"Estamos saliendo del peor huracán que ha ocurrido en México, en Acapulco, como ustedes saben: un huracán categoría 5, que ha destruido esta fantástica zona turística. Y entonces eso ya debe ser un llamado de alerta de los desafíos" sobre el cambio climático, dijo en el Foro de Inversión Responsable.
"En primer lugar: el cambio climático, sin duda. Este fue un huracán que llegó a ser categoría 5 en solo un par de horas y que muestra que con el océano volviéndose tan caliente y tan cálido es lo que hizo que (Otis) fuera tan intenso".Los modelos computacionales usualmente confiables y los meteorólogos que los emplean no pronosticaron el fortalecimiento explosivo de Otis, dando pie a un escenario de pesadilla en el que una tormenta inesperadamente poderosa llegó a tierra a mitad de la noche.
Al puerto de Acapulco se le informó que debía esperar una tormenta tropical cuya fuerza se encontraba apenas por debajo de la categoría de huracán, pero 24 horas más tarde, Otis arremetió contra la costa mexicana con vientos de 266 kilómetros por hora (165 millas por hora), el peor ingreso a tierra de cualquier huracán del Pacífico oriental del que se tenga registro.
En apenas 12 horas, la fuerza de Otis se duplicó con creces —de vientos de 113 km/h (70 mph) a 257 km/h (160 mph), lo que también impuso un nuevo récord— a medida que se aproximaba a la costa. Y se intensificó todavía más antes de azotarla.
Por lo general, las tormentas ganan o pierden unos cuantos kilómetros por hora en un periodo 12 horas, aunque hay excepciones de meteoros que se intensifican entre 40 y 80 km/h (30 y 50 mph) en un día.Lo que sucedió con Otis fue simplemente una locura, dijo Brian McNoldy, investigador de huracanes de la Universidad de Miami. Pero esto coincide con una tendencia documentada de ciclones que se intensifican rápidamente con más frecuencia en las últimas décadas debido a las mayores temperaturas del agua relacionadas con el cambio climático, señalaron científicos.
Cinco expertos en huracanes le dijeron a The Associated Press que no estaban del todo seguros de qué fue lo que detonó el fortalecimiento de Otis y por qué no se vaticinó, en particular luego de que los meteorólogos han mejorado drásticamente sus pronósticos de intensidad en los últimos años.
“Los modelos se equivocaron por completo”, dijo Kerry Emanuel, experto en huracanes y profesor de ciencias atmosféricas del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT, por sus iniciales en inglés).
Los expertos apuntan a la falta de datos sobre la tormenta y sus alrededores, y a que simplemente no se comprende del todo qué es lo que hace que una tormenta actúe como si consumiera esteroides.
Y eso realmente importa, porque en el caso de Otis el meteroro avanzaba hacia tierra cuando de repente se intensificó enormemente.
“Una cosa es que un huracán de categoría 5 toque tierra cuando lo estás esperando”, dijo McNoldy. “Pero que suceda cuando estás esperando que no pase nada es una auténtica pesadilla”.Las aguas cálidas son combustible para los huracanes. Y las aguas cálidas y profundas son como un festín ilimitado.
Los océanos en todo el mundo han estado imponiendo récords mensuales de altas temperaturas en la superficie desde agosto. Las aguas de la superficie frente a la costa mexicana eran cálidas, pero no “descabelladamente cálidas”, dijo la científica atmosférica Kristen Corbosiero, de la Universidad de Albany. Brennan y McNoldy dijeron que la temperatura en esas aguas era tal vez de uno o dos grados por encima de lo normal.
A mayor profundidad, la temperatura del agua era mucho más elevada de lo usual, “y en este momento hay simplemente una tonelada de combustible allí”, explicó McNoldy. Sin embargo, la tormenta no permaneció estática y se alimentó de eso, lo que sería de esperar en una intensificación rápida, añadió Brennan.
El contenido de calor en las profundidades oceánicas de todo el mundo ha estado rompiendo récords. Se debe al cambio climático causado por el ser humano, señalaron McNoldy y otros científicos, pues los océanos actúan como esponjas para absorber mucho del exceso de calor generado por el consumo de carbón, petróleo y gas.Otis y otros dos casos históricamente explosivos de intensificación rápida —los huracanes Patricia en 2015 y Wilma en 2005— sucedieron entre mediados y finales de octubre, cuando el contenido de calor en aguas profundas y a nivel oceánico está en su punto más alto, indicó McNoldy.
Numerosos estudios han demostrado que hay más casos de huracanes de intensificación rápida a nivel mundial de los que solía haber. Una definición oficial de intensificación rápida es un incremento de 56 km/h (35 mph) en la fuerza en 24 horas. Seis tormentas se intensificaron rápidamente en 2020, muchas de ellas poco antes de llegar a tierra. En 2017, dos huracanes devastadores, Harvey y María, se fortalecieron con rapidez. En el Atlántico el mes pasado, el huracán Lee pasó velozmente de 129 km/h (80 mph) a 249 km/h (155 mph), pero no tocó tierra.
“Estamos viendo muchos más casos de estos eventos de intensificación rápida simplemente sorprendentes”, dijo el climatólogo y experto en huracanes Jim Kossin, quien solía trabajar para la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus iniciales en inglés) y actualmente es miembro de First Street Foundation. Con información de AP