"Mi niña es un ángel que está con Dios y desde el cielo me cuida".
Valentina definitivamente está en un lugar mejor: su familia se aseguró de que su efímera vida fuera feliz en la tierra.
Su enfermedad nunca apagó la sonrisa con la que siempre iluminó su hogar.
El último día que vivió en este mundo, besó a su mamá y se acurrucó con ella, y a la mañana siguiente, ingresó al Seguro Social para convertirse en un angelito más.
Padecimiento. La hidrocefalia y la parálisis cerebral fueron las enfermedades a las que Valentina, o "Vale", se enfrentó con fuerza y valentía durante toda su corta, pero significativa vida de 6 años y 9 meses.
Fue querida por cientos y recordada por muchos, pues su carismática esencia y sus ganas de salir adelante la caracterizaban.
Honor. Este año será el primer Día de los Angelitos para Vale, ya que su reciente fallecimiento el pasado 16 de septiembre de 2023 dejó a su madre, Karla, con el deseo de recordar en todo momento a su pequeña, sobre todo en este día tan especial, en el que espera que el espíritu y el alma de su hija le susurren al oído, sintiendo su presencia.
Niñez. Además de ser recordada como una niña risueña y amorosa, Vale adoraba dar besos a sus seres queridos, como sus abuelitos, tíos y su madre, a quien cobijaba cuando su enfermedad se tornaba más difícil.
En sus pequeñas manos, mientras era velada, sostenía un gusanito musical, su juguete favorito. "Le gustaban mucho todos los juguetes que tenían música o luces, le gustaba tocar los botones y bailar con la música. Cuando ella estaba bien, movía sus piececitos y brazos al ritmo de la música, y eso la hacía reír mucho; la hacía muy feliz", expresó su madre, Karla.
Ilusión. En ocasiones, Karla escucha a su amada hija gritar "ma, mamá, ven", ya que desde su fallecimiento, no ha habido un solo día en el que no se sienta acompañada por su hija.
Vale fue cremada, y sus cenizas se encuentran en la habitación de su madre, donde cada noche se recostaban juntas y se abrazaban. Incluso la última noche que pasó con vida, hubo un momento en el que empujó a su madre para pedirle que se volteara y la abrazara de frente.
"De repente siento que me están pegando, y cuando volteo, era ella. Siempre me empujaba para pedirme que la abrazara o le diera besos, y estuvimos así hasta como las 6 de la mañana. Luego me levanté al baño, y después de eso, mi niña se puso mal", dijo Karla.
Señas. Vale tenía dificultades para comunicarse verbalmente, pero utilizaba su mirada y ademanes para hacerle ver a su madre lo que quería.
Al mismo tiempo, transmitía tranquilidad con sus ojos llenos de amor, que solo dejaban calma y ganas de salir adelante a Karla, sin importar las complicaciones que esto implicaba.
Otros que la extrañan todos los días son sus abuelos maternos, ya que siendo un alma justa, llenaba de paz su entorno y trasmitía esa magia a sus seres queridos, como a su abuelo, a quien le gustaba pasearla al aire libre y disfrutaban juntos de aquellos atardeceres que jamás volverán.
Cariño. Sin olvidar ni un solo segundo el motor de vida que Vale fue para su madre, en el centro de su hogar se encuentra un altar que adorna la presencia de sus cenizas.
Con amor incondicional de madre, cada día coloca flores para su hija y se asegura de que sus juguetes favoritos estén cerca, además de algunos de sus dulces preferidos.
Hoy, está preparando unos deliciosos macarrones con queso para colocarlos junto a su pequeña.
Así es como Valentina es recordada en su primer Día de los Angelitos.