Familia Carvajal mantiene la tradición de elaborar pan de muero

Miles de piezas de pan salen del horno durante una ardua jornada para que el pan de muerto llegue a las mesas o ofrendas de las familias poblanas.

En Puebla la familia Carvajal lleva cinco generaciones horneando pan de muerto en cada temporada de Día de Muertos.

Sin salir de su cocina por una semana, más de diez personas elaboran la tradicional hojaldra, el pan de sal y el rosquete, por pedidos en 'arrobas' que son porciones de masa de hasta de diez kilos.

​En un día llegan a hornear hasta 2 mil panes de muerto en su casa ubicada en la junta auxiliar de Santa María Xonacatepec.

Guadalupe Carvajal abrió las puertas de su hogar para enseñarnos el proceso de elaboración, los retos que representa y cómo cada miembro de su familia apoya en un área.

Su esposo, Moisés Pérez, adoptó este oficio y se encarga de hornear con uno de sus hijos, otro de ellos reparte los pedidos y ayuda con las compras, y el más pequeño está aprendiendo a 'bolear' que es el armado de las piezas de pan.

La temporada fuerte para la familia comienza desde el 20 de octubre, cuando compran la materia prima para elaborar el pan: harina, huevos, azúcar, canela, vainilla, levadura, leche, nuez, leche condensada y mantequilla; para tener todo listo y comenzar con la travesía de trabajar por siete días seguidos y sin descanso.

Desde temprano alistan su horno con leña y el pan empieza a salir por decenas y decenas, hasta que están listos los pedidos.

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