Robert Downey Jr. es conocido no solo como un actor que ha enfrentado desafíos complejos a lo largo de su extensa carrera, sino también como un filántropo cuyas muestras de afecto han sido evidentes tanto para sus fans como para sus compañeros de reparto. La historia se remonta a cuando el actor que interpreta a Tony Stark evitó que dos de los Avengers perdieran sus empleos en el universo Marvel, lo que habría significado la pérdida de la oportunidad de formar parte de la inmensa franquicia de cómics y películas.
Los acontecimientos tuvieron lugar durante el rodaje de Avengers 2: La Era de Ultrón, cuando Chris "Thor" Hemsworth y Scarlett "Viuda Negra" Johansson consideraron que el salario que recibían a cambio de sus largas horas de filmación no era equitativo. Sin embargo, su percepción de injusticia chocó con una de las políticas de la megafranquicia MCU, que, desde el impresionante éxito de Iron Man en 2008, dejó claro que no dudaría en despedir a los actores de este universo si sus demandas salariales resultaban excesivas.
Las discusiones durante la producción de Avengers 2: La Era de Ultrón se tornaron tan intensas que tanto Chris Hemsworth como Scarlett Johansson estuvieron al borde de abandonar sus icónicos roles, a pesar de que Black Widow había enfrentado una situación similar en Iron Man 2. En ese momento crítico, Tony Stark intervino en defensa de sus compañeros, argumentando que no estaba dispuesto a trabajar en un entorno en el que se menospreciara a otros actores, lo que puso a los ejecutivos de MCU en una difícil situación.
Dado que Iron Man fue la primera película del MCU y Robert Downey Jr. alcanzó una popularidad que le otorgó un cierto poder en relación con la marca, sus influencias surtieron efecto, y finalmente se llegó a una solución que fue aceptable para todos los involucrados.