Una minoría de los pacientes presentará síntomas de depresión, ansiedad o trastorno de estrés postraumático hasta un año después de haber contraído COVID-19, y hasta la mitad tendrá problemas de concentración. El estudio fue realizado por investigadores neerlandeses y se ha publicado en la revista Journal of Psychosomatic Research.
Varios factores parecen estar tras la depresión, la ansiedad y el trastorno de estrés postraumático en pacientes previamente afectados por la COVID-19. Entre ellos se incluyen ser inmigrante, haber experimentado una infección grave o crítica por SARS-CoV-2 y problemas psiquiátricos o psicológicos previos. Se anima a los médicos a hacer un seguimiento de los pacientes en riesgo para garantizar la vinculación a una atención de salud mental adecuada.
Investigadores neerlandeses llevaron a cabo un análisis prospectivo de cohortes en adultos hospitalizados y residentes en la comunidad con diagnóstico de COVID-19 para investigar hasta qué punto se registraban niveles clínicamente relevantes de depresión, ansiedad, trastorno de estrés postraumático y problemas de concentración hasta 1 año después del inicio de la infección.
Las evaluaciones se realizaron mediante el Cuestionario de Salud del Paciente-9 (PHQ-9) y el de Trastorno de Ansiedad Generalizada-7 (GAD-7) a los 1, 3, 6 y 12 meses del inicio de la enfermedad. Los pacientes también recibieron la lista de comprobación del trastorno de estrés postraumático del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM), quinta edición, y las evaluaciones de la Lista de Comprobación de la Fortaleza Individual (que está orientada específicamente a evaluar los problemas de concentración).
El análisis actual incluyó a 303 pacientes que tenían una mediana de edad de 51 años, el 57 % de ellos eran varones. La mayoría se inscribieron después de la primera oleada de COVID-19 en Países Bajos, y tenían inicialmente COVID-19 grave o crítica.
A los 12 meses, la prevalencia de problemas de salud mental en los pacientes con COVID-19 grave o crítica previa fue de 18,2 % (depresión), 9,1 % (ansiedad) y 42,3 % (concentración) en comparación con los pacientes que tenían inicialmente una enfermedad leve (2,9 % para la depresión, 7,2 % para la ansiedad y 20,3 % para la concentración). Aunque no se evaluó la prevalencia del trastorno de estrés postraumático a los 12 meses, la prevalencia a los 9 meses en los pacientes que tenían COVID-19 grave o crítica fue del 8,5 %.
En los hallazgos multivariantes se pusieron de relieve varios factores de riesgo en todas las afecciones mentales, entre ellos tener una infección previa grave, ser de origen no neerlandés y problemas psicológicos o psiquiátricos previos.