En un esfuerzo global por concienciar sobre una enfermedad silenciosa, pero devastadora, el 29 de octubre se celebra el Día Mundial del Ictus.
Esta afección se posiciona como la segunda causa de muerte, siendo la primera causa de fallecimiento en mujeres.
Además, es la primera causa de discapacidad adquirida en adultos y la segunda causa de demencia, subrayando su impacto significativo en la salud pública.
¿Qué es un ictus?
Un ictus, comúnmente conocido como accidente cerebrovascular (ACV), es un trastorno súbito en la circulación sanguínea del cerebro, que puede ser el resultado de una obstrucción (en el 85% de los casos) o una hemorragia (en el 15%).
El daño cerebral provocado por un ictus depende de la duración del episodio y de la zona afectada. Por lo tanto, la identificación temprana de los síntomas y una respuesta inmediata pueden mejorar drásticamente el pronóstico de la enfermedad.
Es vital comprender que el ictus siempre es una emergencia médica, y se recomienda llamar a los servicios de emergencia en lugar de intentar trasladar al paciente al hospital por medios propios.
Cada año, se registran entre 110,000 y 120,000 casos de ictus, de los cuales aproximadamente el 50% resulta en discapacidad o, en el peor de los casos, en el fallecimiento del afectado.
Síntomas a reconocer
Los síntomas más comunes de un ictus incluyen:
Alteración brusca en el lenguaje: Dificultades para hablar o entender.
Pérdida brusca de fuerza o sensibilidad: Afecta generalmente a una mitad del cuerpo, manifestándose principalmente en la cara y/o las extremidades.
Alteración brusca de la visión: Pérdida de visión en un ojo, visión doble o incapacidad para apreciar objetos en un lado del campo visual.
Pérdida brusca de coordinación o equilibrio.
Dolor de cabeza intenso y diferente a los dolores de cabeza habituales.
La presencia de uno o varios de estos síntomas es motivo suficiente para llamar a los servicios de urgencias. La rápida atención médica puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte, así como la recuperación y la discapacidad a largo plazo.
Prevención y concientización
A lo largo de las últimas dos décadas, la mortalidad y discapacidad causadas por el ictus han disminuido gracias a la detección temprana y el control de los factores de riesgo. Sin embargo, la incidencia de esta enfermedad sigue en aumento. La prevención es clave, y la educación sobre los factores de riesgo, como la hipertensión, la diabetes, el tabaquismo y el sedentarismo, es esencial para reducir la prevalencia de este trastorno.
Historias de superación
Aunque el ictus es una emergencia médica grave, muchas personas notables han superado la enfermedad y han continuado con sus vidas personales y profesionales. Algunos ejemplos notables incluyen a Joaquín Sabina, quien sufrió un accidente isquémico leve en 2001, y la famosa soprano Montserrat Caballé, quien se recuperó después de sufrir un ictus en 2012.
La periodista deportiva María Escario narró su experiencia como sentir un golpe con un bate de béisbol en la nuca, mientras que la actriz española Silvia Abascal tuvo que ingresar de urgencia en el hospital debido a una hemorragia cerebral mientras preparaba el Festival de Málaga en 2011. Abascal incluso escribió un libro sobre su experiencia, titulado "Todo un viaje."
En el Día Mundial del Ictus, la clave está en la prevención, la educación y la acción inmediata en caso de sospecha de un ictus. La concienciación sobre esta enfermedad puede marcar la diferencia y salvar vidas.