La Organización Mundial de la Salud (OMS) subraya la importancia de proteger el hígado contra enfermedades, ya que "una buena salud hepática beneficia también a otros órganos vitales, como el corazón, el cerebro y los riñones, que dependen del hígado para funcionar".
Asimismo, la organización registra que patologías como las hepatitis "causan daños hepáticos y cáncer y se cobran la vida de más de un millón de personas al año".
El hígado es un órgano vital que desempeña un papel crucial en el metabolismo y la desintoxicación del cuerpo. Cuidar de él es esencial para mantener una buena salud a largo plazo.
Según el doctor Yukiyosi Kimura Fujikami, experto en radiología intervencionista de Top Doctors Latinoamérica, "los problemas que aquejan al hígado suelen ser tardíos y ya con el avance de la enfermedad se comienzan a presentar los síntomas como el color amarillento en la piel, la picazón, el sangrado en el tubo digestivo, la pérdida de peso, entre otros".
Asimismo, el especialista médico advierte que "hay varias causas que aumentan el riesgo de presentar alguna afección hepática, como lo son: Los malos hábitos de alimentación, la obesidad, y la hipertensión arterial".
Por eso es importante una buena dieta alimenticia para preservar la salud hepática y no tener complicaciones futuras.
Juan Restrepo, médico internista de Top Doctors, afirma que el alcohol es uno de los mayores enemigos del hígado y "su consumo excesivo puede causar inflamación y daño hepático, y aumentar el riesgo de cirrosis y cáncer de hígado".
Igualmente, la comida rápida y los alimentos procesados a menudo contienen altas cantidades de sodio, grasas trans y aditivos dañinos. Estos componentes pueden ser perjudiciales para el hígado a largo plazo.
Sumado a esto, según la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, "el consumo excesivo de sal puede empeorar la acumulación de líquidos y la hinchazón en el hígado".
También, las bebidas energizantes y los refrescos a menudo contienen altas cantidades de azúcar, cafeína y aditivos artificiales. El consumo regular de estas bebidas puede aumentar el riesgo de hígado graso no alcohólico y otras afecciones hepáticas.
Según Yukiyosi, el consumo excesivo de azúcar combinado con una mala alimentación puede llevar a la acumulación de grasa en el hígado, una condición conocida como hígado graso no alcohólico. Con el tiempo, esto puede evolucionar hacia enfermedades hepáticas más graves.
Por otro lado, el consumo excesivo de grasas saturadas puede contribuir a la acumulación de grasa en el hígado y aumentar el riesgo de enfermedades hepáticas.