Cuando asumió la dirección de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) a fines de enero de este año, el Dr. Jarbas Barbosa, médico brasileño graduado en la Universidade Federal de Pernambuco (UFPE), Recife y magíster en ciencias médicas y doctorado en salud pública por la Universidade Estadual de Campinas (UNICAMP), en Campinas, se propuso transformar las miradas que recibió el sector de la salud.
Durante la pandemia de COVID-19, en una especie de palanca para fortalecer los sistemas sanitarios "a fin de hacer frente a los problemas y las carencias persistentes y de garantizar el derecho a la salud para todos los pueblos de nuestra región".
Y aunque los desafíos por su magnitud siempre suelen ser mayores que los logros alcanzados, el médico no ceja en su empeño y redobla las apuestas. En una entrevista exclusiva con Medscape en español desde Berlín, Alemania, donde participó de la Cumbre Mundial en Salud 2023 y presentó la estrategia del organismo para eliminar más de 30 enfermedades transmisibles en la región de las Américas para 2030, el funcionario analizó distintos problemas de salud acuciantes, desde la caída en coberturas de vacunación y la proliferación de informaciones falsas hasta las lecciones aprendidas y la preparación para futuras pandemias, el diagnóstico tardío del cáncer, la formación de recursos humanos en salud y la crisis de salud mental "que fue amplificada por la COVID-19, pero ya estaba ahí".
Enfermedades transmisibles
Dr. Jarbas Barbosa: La iniciativa había sido aprobada en 2019 por los países de la región, pero pocos meses después llegó la pandemia. Desde entonces tenemos algunas nuevas tecnologías y estrategias y por eso relanzamos esa iniciativa durante nuestro Consejo Directivo dos semanas atrás. En este evento invitamos a algunos países para presentar sus experiencias.[1] Por ejemplo, Argentina expuso sobre la eliminación de hepatitis C, Brasil sobre el nuevo mecanismo interministerial que reúne nueve ministros para la eliminación de enfermedades relacionadas con los determinantes sociales y Antigua sobre la experiencia de eliminación de cáncer cervical con la combinación de vacunación de virus del papiloma humano, con los nuevos test para detectar lesiones de virus del papiloma humano y tratamientos más simplificados. Creo que es un desafío ambicioso, pero para todas las enfermedades ya tenemos las tecnologías para eliminarlas. El gran desafío es trabajar con los países para identificar la situación de estas enfermedades en cada uno de ellos, establecer las metas nacionales y adaptar las estrategias al contexto nacional, aprovechando las mejores prácticas y experiencias que hay en la región. Por ejemplo, hay países muy cerca de erradicar completamente la malaria, mientras que otros todavía están en una propuesta de reducirla.
Considero que vamos a tener muchos logros hasta 2030 porque los objetivos para cada una de esas enfermedades son distintos. Por ejemplo, para virus de inmunodeficiencia humana y para tuberculosis, destacando que eliminar no significa tener cero casos, sino reducir la mortalidad y los casos a un nivel que no sea más un problema tan importante de salud pública. Para otras, como hepatitis B, ya estamos muy cerca del indicador que garantiza la eliminación gracias a la vacunación en masa que los países iniciaron hace algunos años.
Para hepatitis C, si hacemos un esfuerzo de aumentar el acceso a diagnóstico y tratamiento también podemos llegar muy cerca. Solo para dar un ejemplo: el tratamiento para hepatitis C con sofosbuvir hace 5 años costaba 1.500 dólares. Ahora si los países que no tienen la patente de ese fármaco compran por el fondo estratégico de la OPS (mecanismo de compra conjunta), cuesta menos de 200 dólares.
En síntesis: creo que es una iniciativa ambiciosa, pero con compromiso político y acelerando el acceso a las nuevas tecnologías, nuevos tratamientos y nuevas intervenciones podemos tener muchos réditos.
Dos patologías en ese listado son la enfermedad de Chagas y la tripanosomiasis. La primera se mantiende desatendida en la región y presenta alta morbimortalidad mientras que en África, la enfermedad del sueño, aparentemente está mucho más cerca de ser eliminada; ¿podemos realmente imaginar aquí un escenario donde se pueda cambiar esa historia?
En la enfermedad de Chagas hay un problema de las propias condiciones de vida de las personas y también de la transmisión vertical. Por tanto, es una de las cuatro patologías incluidas en la iniciativa de la OPS para la eliminación de la transmisión materno-infantil junto a virus de inmunodeficiencia humana, sífilis y hepatitis B.[2] Así podemos salir de ese abordaje más de silo de la enfermedad y ponerlo en ese conjunto más abarcador, coordinado con la atención prenatal, reduciendo las barreras y facilitando el acceso de las personas embarazadas a los exámenes que ya están disponibles. También considero que es posible tener muchos logros con ese abordaje más amplio.