Cada año, el mes de octubre se tiñe de rosa en un esfuerzo por recordarnos la importancia de la concientización y la detección temprana del cáncer de mama. Sin embargo, esta familiar imagen de la cinta rosa puede llevarnos a pasar por alto las implicaciones profundas de esta enfermedad.
Es crucial recordar que este mes no solo es un recordatorio, sino una oportunidad para impulsar la prevención, el tratamiento y la concientización sobre el cáncer de mama, que sigue siendo el cáncer más diagnosticado y una de las principales causas de mortalidad en mujeres en todo el mundo.
Aunque los avances en el tratamiento del cáncer de mama han sido significativos, algunas terapias, a pesar de salvar vidas, pueden tener efectos secundarios perjudiciales a corto y largo plazo.
Uno de los aspectos menos conocidos y a menudo pasados por alto es el impacto en los huesos, conocido como alteraciones óseas. Estas alteraciones, que pueden surgir años después de finalizar el tratamiento, pueden incluir problemas con el metabolismo del calcio, aumento del riesgo de fracturas y dolor en huesos y articulaciones.
Estas alteraciones óseas se desencadenan debido a la interferencia directa de ciertas terapias contra el cáncer en el metabolismo óseo. Sin embargo, también afectan los estilos de vida de las pacientes.
Algunos tratamientos provocan fatiga y debilidad, reduciendo la actividad física, mientras que otros generan náuseas y pérdida de apetito, dificultando la alimentación adecuada. Además, el estrés y los trastornos del sueño son comunes durante el tratamiento, y estos problemas pueden persistir mucho tiempo después de que se haya completado la terapia.
Para prevenir las alteraciones óseas, se requiere un enfoque multidisciplinario desde el inicio del tratamiento. Esto debe incluir profesionales de la salud especializados en nutrición clínica, actividad física y salud mental. La nutrición adecuada, el ejercicio y el manejo del estrés son esenciales para mantener la salud ósea y general de los pacientes con cáncer de mama.
Sin embargo, uno de los desafíos en esta lucha es que, en muchos lugares, estos cuidados multidisciplinarios no están disponibles o no son accesibles para todos los pacientes. En el caso de México, esta es una preocupación grave.
Por lo tanto, es fundamental que, más allá de la concientización en octubre, recordemos que la lucha contra el cáncer de mama es constante durante todo el año. El cáncer de mama es tan común que es probable que alguien en tu círculo cercano se vea afectado. También debemos unirnos para abogar por un enfoque multidisciplinario accesible y asequible para todos los pacientes.
Cuando veas un lazo rosa, recuerda que representa no solo la esperanza, sino también la necesidad de apoyo y recursos para quienes enfrentan esta enfermedad y sus efectos a largo plazo. Ayuda a difundir esta información y únete a la lucha contra el cáncer de mama durante todo el año.