José Fidencio Constantino Síntora se hizo famoso por curar a las personas en la comunidad Espinazo del municipio de Mina, esta es su historia.
La historia de José Fidencio Constantino Síntora, mejor conocido como el Niño Fidencio, quien fue un hombre que realizaba trabajos de curación, originario de Guanajuato, llegó hasta el municipio de Mina, Nuevo León, aquí te contamos por qué hay personas que le rinden culto.
Se trata de un mexicano que nació en 1898 y, debido a la Revolución Mexicana, llegó hasta la comunidad Espinazo de Mina en 1921, quien fue llamado “niño” por presuntamente no desarrollarse sexualmente, ser lampiño y tener la voz aguda.
De acuerdo con una revista de divulgación editada por el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (CIESAS), José Fidencio se estableció como peón en una hacienda que era de Teodoro Von Wernich, donde curó a los trabajadores que vivían ahí, además, sanó al mismo dueño de la hacienda de una enfermedad que los médicos no supieron diagnosticar.
Ante esto, Von Wernich le tomó una foto a Fidencio y lo publicitó como sanador y taumaturgo en los periódicos de Monterrey. Fue ahí donde comenzaron las visitas de personas de Coahuila y Nuevo León que esperaban ser atendidos por él en 1927, conocido en ese entonces como "Taumaturgo de Espinazo".
Incluso se dice que, en 1928, el entonces presidente de México, Plutarco Elías Calles, acudió con él para una curación.
Así curaba a los enfermos
El Niño Fidencio elaboraba hierbas, tés y pomadas para sanar a las personas, además operaba con vidrios e hilos desde cataratas en los ojos y tumores.
A su vez, usaba otro tipo de instrumentos como un columpio para sanar a los enfermos mentales o bañar a las personas en manantiales como en el cerro de la Campana.