Con 47 años, el cáncer pausó su vida, pero tomó impulso para seguir viviendo y expulsarlo de su cuerpo y alma.
Pareciera que bastaron unas cuantas palabras para que el mundo de Carolina García se desmoronara, era febrero del año 2021 cuando fue diagnosticada con cáncer de mama. Su plenitud de mujer adulta e independiente se vino abajo, todo por lo que había luchado durante años, estaba en riesgo de desaparecer, pero no dudó en enfrentar la batalla más grande que Dios le puso en la puerta de su casa.
Corría el año 2019 con apenas 47 años en la etapa más plena de su vida con sus 3 hijos adultos, nietos y disfrutando con su esposo el trabajar y meramente aprovechar la vida. Una tarde sintió una pequeña y diminuta bolita en su seno derecho, pero cometió un grave error acudir con un ginecólogo.
Mal diagnóstico. El ginecólogo le realizó algunos estudios y asumió que solo se trataba de algo hormonal, al paso de unos días comenzaron a aparecer más bolitas y con un tratamiento de 6 meses desaparecieron, pero no por completo, pues Carolina se percató que aquella bolita, la cual solo había iniciado como un pequeño punto comenzó a expandirse y al ser insistente en estar preocupada por su salud y acudir de nueva a cuenta el médico por fin lo notó, no era un cambio hormonal era un agresivo cáncer de mama que se había convertido en metástasis.
“Sorpresa”. “Yo sí lo detecté a tiempo temprano, pero él no se dio cuenta de que era un tumor”, mencionó Carolina, a quien casi 2 años después, en el año 2021 le comunicaron que era un HER2 en un tercer grado que estaba invadiendo su seno derecho y otros órganos de su cuerpo. “Senté a mis hijos a cenar junto con mi esposo y les dije, tengo cáncer, se quedaron sorprendidos y tistes, veía su mirada al igual que la mía, estaba pérdida, pero mi hijo mayor me empieza a decir mami, la ciencia está muy avanzada hay muchas medicinas vamos a lograrlo, fue cuando recapacité y dije no puede ser que mi hijo tenga más ánimo por mi vida que yo, tengo que despertar”, exclamó.
Cáncer es negocio. En ese momento Carolina decidió tratarse de inmediato con los mejores médicos que estuvieran en su camino, pues haría uso de su prestación de gastos médicos mayores y viajó hasta la ciudad de Monterrey, en donde se encontró con un doctor el cual sin realizarle ningún otro examen le dijo tienes que venir a las quimioterapias haciéndole ver que de lo contrario no podría sobrevivir. Esto le pareció de mal gusto y con mucha falta de tacto, por lo que encendió sus antenas percatándose del negocio que el médico quería hacer, ya que le estaba recetando insumos sumamente caros en ciertos lugares sin antes haberle realizado una biopsia que demostrara específicamente el estado de su enfermedad.
“Siempre digo que tengo ángeles, una clienta llegó a donde trabajaba y ella sin saber me empezó a decir que su mamá había tenido cáncer, pero encontraron un oncólogo aquí mismo en Monclova que la ayudó muchísimo, indagó sobre el médico y llegó a la conclusión que él sería mi salvador, pero no sería fácil”.
Proceso. De pesar 71 kilogramos y sentirse una mujer empoderada, guapa e independiente, pasó a ser quien estaba perdiendo el cabello de a montones, se metía a bañar y se desprendía con tan solo tocar el agua y no solo eso, pues su delgada figura de 49 kilogramos la llevó a sentirse aún más insegura. Llena de emociones y tristeza, decidió quitar cada uno de los espejos que tenía su hogar, retirándolos de los cuartos, el baño y todo lugar en donde hubiera, ya que el rechazo a sí misma era algo que no podía controlar. “Mi pelo era muy largo y sedoso, mi apariencia me gustaba, me veía guapa, pero cuando la enfermedad llegó todo desapareció”, aseveró. A pesar de esto se enfrentó a meses entrando y saliendo de hospitales, días y noches en vela, donde los efectos segundarios de las quimios no la dejaban conciliar el sueño, cada vez existía más miedo con la metástasis que había llegado a uno de sus pulmones, pero luego venían tiempos de calma y fe, confiando en que el señor la ayudaría y así fue, pues de pronto los tumores de su seno habían sido retirados y desaparecieron también de su pulmón derecho, las quimios habían resultado. El panorama se veía bueno; sin embargo, las complicaciones no tardaron en llegar, un día comenzó a perder la visión y olvidaba cosas muy sencillas como su edad o la de sus hijos, la leucemia en esta ocasión estaba invadiendo su cerebro y su nervio óptico quitándole la visión.
De nueva a cuenta con un largo proceso de quimioterapias y luego de mantenerse internada por más de un mes el pasado 30 de agosto del presente año la enviaron a su domicilio para esperar los resultados definitivos que le informaran si de una vez por todas el cáncer en cualquiera de sus versiones y facetas ha salido completamente de su cuerpo, Carolina dijo que sea cual sea el diagnóstico fue su mayor regalo de cumpleaños, pues el 1 de septiembre celebró sus 50 años de vida en su casa con la gente que la ama.
Hoy en día sigue a la espera de los resultados, pero afortunadamente dice sentirse valiosa y querida en casa, donde con ayuda de sus 3 hijos, nietos, esposo, madre y tías todos los días se siente acogida y ansía llegue el día en que su salud no le impida seguir viviendo, teniendo la ilusión de salir a viajar y conocer el mundo en cuanto reciba una buena noticia.