El uso de lentes de contacto ha revolucionado la manera en que millones de personas corrigen problemas de visión como la miopía y el astigmatismo. Sin embargo, aunque estos dispositivos ofrecen una excelente alternativa a las gafas, es crucial comprender que su uso adecuado es esencial para evitar complicaciones oculares potencialmente graves.
La optómetra Lorena Garzón Amezquita, una experta en el campo de la oftalmología, ha brindado información valiosa sobre los riesgos que pueden surgir si no se usan los lentes de contacto de manera correcta.
Según Garzón Amezquita, aunque el riesgo es bajo si se siguen las instrucciones de un profesional de la salud visual, el uso indebido de los lentes de contacto puede desencadenar una serie de problemas, como abrasiones corneales, irritación ocular, conjuntivitis y úlceras corneales, que pueden ser difíciles de tratar.
El primer punto crucial en el uso de lentes de contacto es la higiene. Jamás deben manipularse con las manos sucias, ya que esto aumenta el riesgo de propagación de bacterias e infecciones oculares.
Garzón Amezquita subraya la importancia de lavarse las manos adecuadamente al ponerse y quitarse los lentes, además de realizar una limpieza y desinfección minuciosa tanto de los lentes como de su estuche.
Asimismo, es vital evitar el contacto de los lentes con agua de piscinas o el mar, ya que esto puede introducir gérmenes en los ojos. Además, se deben seguir rigurosamente las indicaciones del tiempo de uso y el reemplazo de los lentes, ya que el uso prolongado de un par puede ser perjudicial.
La adaptación y tolerancia a los lentes de contacto varían de un individuo a otro y dependen del tipo de lentes utilizados. La experta recomienda su uso en casos de miopía, astigmatismo y queratocono, siempre bajo la supervisión de un profesional.
Dormir con los lentes de contacto puestos es un error que debe evitarse a toda costa. Esto puede causar resequedad ocular, enrojecimiento, úlceras corneales y queratitis debido a la falta de oxígeno y lágrimas durante el sueño.
Si por alguna razón te encuentras en esta situación, no debes retirar los lentes de inmediato, ya que podrían estar adheridos debido a la falta de lubricación.
En su lugar, lo recomendable es aplicar lubricantes oculares, parpadear con frecuencia para humedecer la superficie ocular y luego retirar los lentes con cuidado. Además, se debe abstenerse de usar lentes de contacto al día siguiente para permitir que los ojos se recuperen.