La artesanía local se encuentra bajo la sombra de la competencia de productos chinos, que llegan al mercado con precios atractivos y en grandes cantidades.
El aroma de las flores de cempasúchil, los colores del papel picado y el pan de muerto inundan los pasillos de los tianguis, supermercados y tiendas de autoservicio desde principios de octubre, marcando el inicio de las celebraciones de fin de año en México. Este período no solo es una oportunidad para las grandes cadenas comerciales, sino también para los pequeños fabricantes de ofrendas, flores de cempasúchil y disfraces, quienes encuentran en el Día de Muertos y Halloween una valiosa oportunidad para sus negocios.
Pero la artesanía local se encuentra bajo la sombra de la competencia de productos chinos, que llegan al mercado con precios atractivos y en grandes cantidades. Este fenómeno está afectando seriamente a los pequeños negocios y artesanos mexicanos que dependen de estas festividades para impulsar sus ventas. En el barrio de San Francisco Caltongo, en Xochimilco, la producción de flores de cempasúchil es una tradición arraigada. La siembra de las semillas comienza en julio y agosto para que las flores amarillas estén disponibles en los mercados y supermercados en octubre. Este icónico elemento de las ofrendas de Día de Muertos se cultiva no solo en Xochimilco, sino en diversas regiones de México, como Morelos, Puebla, Hidalgo, Durango y Oaxaca. Sin embargo, la importación de flores de cempasúchil de China ha ganado terreno en el mercado mexicano, ya que es más económica y a menudo se vende en macetas.
Rodrigo García, un productor local, informa que ha visto disminuir su producción en un 20% en los últimos cinco años debido a la competencia china.
“Nosotros vendemos a mercados de la ciudad, pero ya muchos prefieren vender la flor china, que se da en maceta, porque es más barata y mucha gente la compra para ahorrarse unos pesos”, comenta García, quien tiene un invernadero en Xochimilco.
A pesar de esta competencia, la temporada de Día de Muertos representa hasta el 30% de sus ingresos anuales, lo que le permite diversificar su producción al alternar con otras flores, como las nochebuenas, que también tienen una alta demanda en noviembre y diciembre. No obstante, en años anteriores, la temporada representaba hasta 45% de sus ventas anuales. El papel picado es otro elemento esencial en los altares del Día de Muertos, y su producción artesanal se acelera durante esta temporada. En lugares como San Salvador Huixcolotla, Puebla, pequeños talleres familiares. En el que administra Reyna Mendoza trabajan, por la temporada, cerca de 16 personas, la mayoría integrantes de la familia, incluyendo a los niños pequeños, a quienes se les inculca el oficio familiar, al que se ha dedicado la familia.