A raíz de la revocación de Roe v. Wade, desarrollar más opciones anticonceptivas para todos se vuelve aún más importante.
Las mujeres y las personas que pueden quedar embarazadas tienen disponibles varios métodos anticonceptivos eficaces, que incluyen píldoras orales, parches, inyecciones, implantes, anillos vaginales, DIU y esterilización. Pero para los hombres y las personas que producen esperma, las opciones han sido limitadas. Dos opciones, el retiro y los condones, tienen altas tasas de fracaso.
La retirada tiene una tasa de fracaso de alrededor del 20%. Los condones tienen una tasa de falla de sólo el 2% cuando se usan correctamente, pero esa tasa aumenta al 13% según cómo los usan las personas normalmente. Las vasectomías tienen una tasa de fracaso inferior al 1%, pero requieren una cirugía mínimamente invasiva y se consideran un método anticonceptivo permanente. Ni las vasectomías ni la abstinencia protegen contra las infecciones de transmisión sexual.
No ha habido una nueva forma de control de la natalidad masculina desde la introducción de la “vasectomía sin bisturí” en la década de 1980.
Yo, junto con mi equipo, he estado desarrollando métodos anticonceptivos masculinos desde la década de 1970. Creo que las nuevas opciones anticonceptivas seguras, reversibles y asequibles pueden ayudar a los hombres a participar y compartir las responsabilidades anticonceptivas con sus parejas y reducir la tasa de embarazos no deseados.