Entre los pacientes con enfermedad por reflujo gastroesofágico, aquellos que no presentan esofagitis en la endoscopia tienen un riesgo de adenocarcinoma de esófago similar al de la población general.
Los autores señalan que el control endoscópico regular para detectar cáncer de esófago puede ser innecesario en este subgrupo.
El estudio, realizado por investigadores de Suecia, Finlandia, Noruega, Dinamarca y el Reino Unido, se ha publicado en la revista BMJ.
Aproximadamente 1 de cada 5 adultos en países de altos ingresos padece enfermedad por reflujo gastroesofágico, el principal factor de riesgo del adenocarcinoma de esófago.
En algunos casos, la enfermedad provoca esofagitis erosiva y metaplasia (esófago de Barrett), que a su vez puede provocar adenocarcinoma.
Muchas otras personas con la enfermedad carecen de tales lesiones. No está claro si ellos también se enfrentan a un riesgo elevado de cáncer.
Los autores realizaron un estudio de cohortes observacional poblacional de 486.556 pacientes hospitalizados y ambulatorios en tres países nórdicos entre 1987 y 2019. Los participantes padecían enfermedad de reflujo erosiva o no erosiva, y todos se habían sometido a una endoscopia. El criterio de valoración de interés fue el adenocarcinoma de esófago de nuevo diagnóstico.
El seguimiento duró hasta 31 años. La incidencia de adenocarcinoma de esófago en pacientes sin lesiones erosivas en su primera endoscopia digestiva alta no difirió significativamente de la incidencia en la población general.
Los pacientes con esofagitis erosiva, por el contrario, presentaban un riesgo de más del doble en comparación con la población general, y ese riesgo aumentó con el tiempo.