En algunos casos poco frecuentes, la hemorragia cerebral puede estar relacionada con la transfusión de sangre, según un estudio publicado en JAMA. La investigación sugiere, con salvedades, que podría estar implicado un agente transmisible en el suministro de sangre.
El estudio epidemiológico analizó a un millón de receptores de transfusiones de sangre en Suecia y Dinamarca durante las últimas cuatro o cinco décadas. La hipótesis era que una hemorragia cerebral en un receptor podría estar relacionada con una hemorragia similar en su donante de sangre.
El estudio se centró en los receptores de transfusiones cuyos donantes desarrollaron posteriormente hemorragias cerebrales múltiples y en un grupo de control cuyos donantes no desarrollaron ninguna hemorragia cerebral. El primer grupo tuvo una incidencia acumulada de hemorragia intracerebral un 2,3 % mayor tras 30 años de seguimiento. "Se trata de una diferencia muy pequeña, de aproximadamente 1 de cada 50 nuevos casos en 30 años", afirma Gustaf Edgren, autor principal del estudio del Karolinska Institutet de Estocolmo (Suecia).
Los autores escriben que los hallazgos podrían sugerir la existencia de un agente transmisible por transfusión asociado a algunos tipos de hemorragia intracerebral espontánea.
"El agente transmisible más plausible que sugiere el estudio es una proteína beta-amiloide mal plegada", afirma Edgren. Esta proteína es más conocida por su papel en la enfermedad de Alzheimer. Pero también puede depositarse en la pared de los vasos cerebrales, una enfermedad conocida como angiopatía amiloide cerebral. Cuando los depósitos se acumulan, los vasos se debilitan y pueden llegar a romperse y provocar una hemorragia.
¿El peor escenario posible? "Aunque el riesgo real para el suministro de sangre pueda ser pequeño, si no hipotético, [cualquier riesgo excesivo] será fuente de gran ansiedad sobre la seguridad de la transfusión sanguínea, lo que llevará a algunos pacientes a renunciar a la transfusión con gran riesgo para su salud", afirmó Steven Greenberg, de la Facultad de Medicina de Harvard, experto independiente y autor de un editorial en el número de JAMA que acompaña al estudio. Greenberg resumió su opinión sobre el nuevo estudio como que le deja "directamente en la esquina de la ansiedad y el escepticismo"
En este sentido, Greenberg declaró a Univadis: "Por un lado, no hay forma de detectar en la sangre una proteína beta-amiloide mal plegada y, por otro, el estudio, aunque bien realizado, puede haber dado una falsa alarma". Cuando se le preguntó si estaba justificado algún cambio en la política de donación de sangre o en la práctica de la medicina, dijo: "En este momento las pruebas no son lo suficientemente sólidas... Tenemos que repetir el estudio y determinar si también hay un mayor riesgo de enfermedad de Alzheimer". Esta última no se estudió debido a la falta de sensibilidad diagnóstica en los registros sueco y danés.