En el intrigante mundo de la anatomía humana, existe una región en el centro de nuestro rostro que ha sido bautizada como el "Triángulo de la Muerte".
Este término, a pesar de su dramatismo, describe con precisión una zona crítica de la cabeza que merece especial atención debido a su compleja red de vasos sanguíneos y estructuras neurológicas, señala el Hospital Zambrano Hellion.
Este misterioso triángulo se forma al unir las comisuras labiales por una línea imaginaria y luego trazar dos líneas que parten de cada comisura, convergiendo en el área del vértice nasal. El motivo detrás de su nombre sombrío radica en las implicaciones potencialmente letales de una infección en esta región.
La sangre que fluye en esta área retorna a través de la vena angular, una vía venosa superficial que se origina en las comisuras labiales y recorre el ala nasal.
Finalmente, esta vena angular penetra en el cráneo a través del ángulo interno del ojo, ingresando a la cavidad orbitaria y llegando al seno cavernoso. Esta última es una cisterna vascular ubicada en lo profundo del cerebro que recoge la sangre drenada.
La peculiaridad de esta área radica en que las venas que la atraviesan carecen de válvulas, lo que significa que una infección que se origine aquí podría propagarse a través de las venas que drenan hacia la piel y la mucosa nasolabial, alcanzando el seno cavernoso.
Esta infección podría no solo afectar la cisterna sino también las estructuras circundantes, incluyendo nervios, arterias, músculos y la glándula hipófisis, además de las meninges que protegen el cerebro.
Las complicaciones de una infección en esta área pueden ser devastadoras, desde afectar la función ocular hasta desencadenar condiciones graves como meningitis, encefalitis o abscesos cerebrales, poniendo en peligro la vida del paciente.
Estas complicaciones pueden surgir tanto por la infección directa de bacterias como por la formación de coágulos en el seno cavernoso, lo que puede tener efectos severos en el flujo sanguíneo cerebral.
Sin embargo, a pesar de la gravedad de esta descripción, es importante destacar que el riesgo de una infección en el Triángulo de la Muerte es relativamente bajo en la actualidad, gracias a la disponibilidad de información, diagnósticos precisos y potentes antibióticos de amplio espectro. Estos avances médicos permiten un control efectivo de la condición antes de que se convierta en una amenaza mortal.
Los síntomas de una infección no tratada en esta área pueden evolucionar de manera alarmante: dolor de cabeza intenso, inflamación en los ojos, limitación de movimientos oculares, visión doble, pérdida de la visión, fiebre, convulsiones, confusión o apatía, afasia y, en última instancia, la muerte.