Según reveló Todd Howard, director del juego, durante una conversación en el podcast de la Academia de Artes y Ciencias Digitales, Starfield pudo haber tenido una experiencia de exploración planetaria mucho más difícil de lo que finalmente se entregó a los jugadores. Originalmente, el daño ambiental causado por cada planeta iba a ser mucho más severo, pero Bethesda optó por suavizar esta mecánica y convertirla en una simple molestia.
Howard explicó cómo funcionaba el sistema de daño ambiental en el juego, donde los planetas y el traje espacial del jugador tenían resistencias a diferentes efectos atmosféricos como radiación o temperaturas extremas. Sin embargo, este sistema resultó ser demasiado complicado y cruel, por lo que decidieron nerfearlo significativamente. Ahora, el daño ambiental tiene un impacto menor en la jugabilidad y se centra más en agregar una sensación de inmersión y desafío.
El sistema de daño ambiental en Starfield varía según las condiciones de cada planeta, como su atmósfera, magnetósfera, volumen de oxígeno, temperatura y radiación. Estas condiciones pueden dañar al jugador de diversas maneras, como quemaduras o congelamiento, y se representan con un símbolo de cierto color. Para resolver el problema, el jugador debe encontrar un medicamento con el mismo símbolo y color en su inventario.
Si bien Starfield finalmente optó por una experiencia de juego más accesible en términos de daño ambiental, no es difícil imaginar que en el futuro se implementen desafíos más extremos a través de modificaciones o mods, como ha sucedido en juegos anteriores de Bethesda como Fallout y Skyrim. En cualquier caso, Starfield mantiene la esencia de los juegos anteriores de la compañía y podría evolucionar en el futuro para ofrecer experiencias más desafiantes para aquellos que buscan un mayor nivel de realismo y dificultad.