Te voy a confesar algo: durante la última semana, más o menos, me he sentido un poco cansado. Con poca energía, poca motivación y con la sensación de que algo no encaja. No es nada serio, sino una de esas etapas por las que todos hemos pasado en que las cosas parecen abrumadoras.
Hay innumerables razones por las que tenemos estos bajones, desde el peso de cumplir con fechas límite estrictas y los conflictos de planificación de horarios, hasta problemas con compañeros de trabajo o nuevos factores estresantes en casa. Algunas veces ni siquiera existe una razón y simplemente estás teniendo una mala semana.
Es normal atravesar por etapas de este tipo. Según un estudio, uno de cada cinco empleados altamente dedicados está en riesgo de sufrir agotamiento. “Glorificamos al estrés”, nos dijo una científica en un artículo previo sobre cómo identificar el agotamiento.
“Y esa es otra cosa que provoca que las personas guarden silencio y se callen acerca de los factores estresantes que enfrentan, porque no quieren que se considere que no hacen su mejor esfuerzo”.
¿Te suena conocido? Si es tu caso, tengo algunas ideas para ayudarte a salir de este periodo.
(Aunque es obligatorio señalar que si te estás sintiendo realmente deprimido o letárgico, o si has tenido estos síntomas por más de dos semanas, quizá es momento de que busques ayuda profesional).
Cuando me siento agotado normalmente se debe a que estoy abrumado. Dime si te ha pasado: algunas veces llego al punto en el que mi única respuesta para lidiar con todo lo que tengo pendiente es… seguir postergándolo. (De hecho, hay una razón científica por la que hacemos esto, se llama autosabotaje evasivo).
Sin embargo, el simple acto de comenzar a trabajar en eso que tienes pendiente a partir de pequeñas metas puede tener un gran efecto en nuestro bienestar general.
Algunos estudios han demostrado que establecer y alcanzar objetivos mínimos puede llevar al cerebro a aumentar sus niveles de dopamina y que “un progreso regular y gradual puede aumentar también el nivel de dedicación de la gente al trabajo y su felicidad durante el día laboral”.
Así que simplemente toma un primer paso: divide lo que haya en tu lista de pendientes en los componentes más pequeños que puedas, y afronta el primero. Después el segundo. Luego el tercero. El progreso promueve más progreso.
Un jueves hace poco pedí tomarme medio día por cuestiones de salud mental. Lo utilicé para comer en mi restaurante favorito, luego fui por un helado, después me pasé la tarde relajándome y al final me fui a la cama temprano para tener una noche completa de descanso. Regresé a trabajar el viernes tranquilo y recuperado.
Esto parece obvio, pero los expertos dicen que tomarte un tiempo para ti y desconectarte cuando estás estresado puede ser un remedio rápido para aliviar el agotamiento, incluso si solo puedes ir por un café o dedicar tiempo a una comida larga.
Christina Maslach, una de las primeras investigadoras dedicadas a estudiar el agotamiento, nos dijo que interactuar con otras personas es quizá el mejor antídoto contra el agotamiento.
“Lo que encontramos es que la salud, el bienestar y todo en la vida es mucho mejor si estás conectado con otras personas”, dijo. “Esa red social, en la que cada miembro se respalda, en la que sabes que cuentas con los demás y ellos contigo, es como tener dinero en el banco. Es un recurso muy valioso”.
En ese tenor, no dudes en hablar sobre tu agotamiento con otras personas (hasta con nosotros). ¿Qué haces cuando te sientes abrumado en el trabajo, emocionalmente vacío o, como yo, cuando simplemente tu motivación desaparece?