En días pasados, Elon Musk en una reunión con el ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, insinuó que podría establecer una cuota de pago para los usuarios de X (antes Twitter) por el acceso a la plataforma. Ha habido muchos cambios desde que tomó en sus manos la red social por excelencia de la inmediatez y la información pública, desde cosas como la verificación pagada, el límite a su plataforma de desarrollo (API) que impidió que se pudiera consultar e interactuar de forma gratuita y pasado por algunos fiascos como el límite de tuits que se podían ver por cuenta.
El problema es que desde que se popularizó internet, muchos nos acostumbramos y creemos que todo el contenido que ahí se ve, debe ser gratis. Al inicio muchos medios de comunicación (que eran los casi únicos creadores de contenido) se subieron a “la modernidad” publicando todo de forma gratuita, el asunto es que con el tiempo se tienen que asumir costos de producción, salarios, investigación, oficinas y todo lo que lleva producir. Hace ya algunos años algunos periódicos comenzaron a crear muros de pago mientras la mayoría optó por un modelo solamente de publicidad, con el problema que ahora es. La publicidad como ahora la conocemos, donde las grandes redes publicitarias, Facebook y Google principalmente, hacen uso de toda la tecnología para obtener información personal y venderla a granel a quien esté dispuesto a pagarla, violando en muchos casos la privacidad de los usuarios, donde se convirtieron en una suerte de francotiradores para apuntar al público específico que una marca busca. Por supuesto que es efectivo, pero puede llegar a crear cierto delirio de persecución en quien utiliza internet de forma habitual, donde un anuncio te puede “perseguir” por semanas con tan solo una búsqueda, o el haber permanecido unos segundos en alguna parte donde aparezca un anuncio.
Quienes desde un inicio optaron por crear un muro de suscripción, donde cierto contenido es exclusivo para suscriptores han prevalecido, no sólo detuvieron las caídas de ingresos que supone la venta de papel impreso, sino que son caso de estudio y éxito. Hablamos de medios globales como el New York Times, Financial Times o Washington Post por poner un ejemplo… y pocos más. En el caso de México quien desde hace varios años comenzó fue el periódico Reforma y últimamente varios medios de comunicación lo están implementando. Es complicado por supuesto convencer a un usuario que la información deba tener un costo, pero ciertamente tiene un valor. Ese valor surge del trabajo periodístico, de toda la gente que trabaja para generar dicha información. La mayoría de medios optan por muros “porosos” donde casi toda la información está de libre acceso con publicidad y sólo algunas piezas periodísticas se cierran, contenido que está disponible sólo para los suscriptores.
Casi todo el contenido actualmente está en esa transición, donde se busca un equilibrio para seguir teniendo ingresos, dar mayor privacidad a los usuarios, comodidad de lectura e información relevante útil para el día a día, sin tanto ruido que existe. ¿Vale la pena pagar por una suscripción? Estoy convencido de ello. Por supuesto que quien siga este camino de cerrar contenidos podrá tener una baja de audiencia inicialmente y ha pasado y seguirá pasando que muchos se queden en el camino y no logren sortear el trayecto, sin embargo, tal como sucedió con el contenido de entretenimiento (películas, música, libros) nos estamos acostumbrando a pagar por los servicios que nos resultan útiles y de uso cotidiano.
El riesgo de no pagar un servicio, es que uno se convierte en el producto.