Mucha gente ha llegado a dormir con sus lentes de contacto alguna vez en la vida y al no ver consecuencias drásticas sigue haciéndolo. Pero dormir con ellos no es para nada buena idea a menos que sean unos lentes diseñados y aprobados para ello.
Los lentes de contacto restringen la interacción del oxígeno con la superficie del ojo (córnea), entre más tiempo uses los lentes de contacto menos oxígeno llegará la córnea, para corregir este problema, el cuerpo comenzará a crear unas pequeñas venas hacia la córnea para intentar corregir este problema.
Además, usarlos por mucho tiempo puede generar el ambiente ideal para el desarrollo de bacterias y causar una infección en los ojos, estas infecciones pueden ser leves y curarse con antibióticos, pero otras pueden ser verdaderamente graves, por ello hay que limpiar de vez en vez los lentes de contacto.
Dormir con lentes de contacto puede hacer que este se doble y se incruste en el párpado del ojo, generando el llamado ojo rojo crónico, en algunos casos este lente puede permanecer ahí por meses.
Las conjutivitis, habituales entre los usuarios de lentillas, son un indicador de que no estamos teniendo las precauciones necesarias. Pero existen riesgos mayores, como la queratitis, una infección de la córnea mucho más grave.
Aun con el uso y el cuidado adecuados, los ojos secos pueden ser un problema para quienes usan lentes de contacto. Si te pican los ojos o se te ponen enrojecidos, quítate las lentes de contacto y ponte gotas lubricantes.
Si tu visión se vuelve borrosa o tienes dolor en los ojos, sensibilidad a la luz, secreción, inflamación u otros problemas, quítate las lentes de contacto y consulta con un especialista en el cuidado de los ojos para recibir tratamiento inmediato.