El cantante español, una leyenda de la música, cumple hoy 80 años
Cuando Julio Iglesias iba a dar su primer concierto en México, en 1971, dijo que entraba por la puerta chica, aspirando a llegar a ser tan grande e importante como lo era Raphael, otra leyenda española que en aquel momento era la inspiración y el referente de un joven Julio que apenas iba a cumplir 27 años.
Galán y cautivador, habló de sus inicios en la música, sin olvidar contar su paso por el fútbol y el accidente que le cambió la vida, pues su lesión en la espalda le impidió seguir en el deporte que tanto amaba.
Se dedicó inicialmente a una doble carrera: la de licenciado en Derecho y futbolista. Se recibió como experto jurista en 1968, pero el deporte le negó la gloria. Formaba parte de las juveniles del famoso Real Madrid cuando sufrió un accidente automovilístico.
“Veinte meses de postración en cama", recordó con cierta tristeza; el resultado, la columna vertebral lesionada. "Nada tengo que hacer. Así aprendo a tocar guitarra y a componer", pensó entonces, sin imaginar que se convertiría en el cantante más importante de habla hispana.
“No es con récords de discos, ni con películas, como quiero corresponder a las atenciones de todos los mexicanos. Son con mis canciones... escúchenlas y díganme si les gustan”, comentó mientras se sonrojaba cuando le mencionaban lo bien parecido que era; joven cortés, consciente, con una voz dulce, suave y acariciante, después de su éxito “Guendolyne”, con la que se dio a conocer, en México empezaba a escucharse "Cuando vuelva a amanecer", ya antes había cautivado con “No llores mi amor” y "Yo canto".