La utilización de la IA ha planteado preocupaciones en la industria del entretenimiento, y se han explorado los riesgos en películas como "Misión Imposible Sentencia Mortal", "Agente Stone", "M3gan" e incluso en la serie "Black Mirror". Estas preocupaciones han llevado a huelgas de actores y guionistas y, ahora, han impactado en el mundo de la literatura.
George R.R. Martin, junto con otros autores notables como John Grisham, Jonathan Franzen, George Saunders y Jodi Picault, ha presentado una demanda colectiva contra OpenAI en un tribunal federal de Manhattan. La demanda acusa a ChatGPT de infringir los derechos de autor al utilizar sus obras para entrenar sus sistemas de IA. Michael Connelly, autor de "The Lincoln Lawyer", ha respaldado las solicitudes de la asociación de autores profesionales, Authors Guild, que presentó la demanda.
Los escritores, propietarios de código fuente y artistas visuales argumentan que ChatGPT generaba resúmenes precisos de sus libros, lo que sugiere que sus textos se utilizaban en la base de datos del sistema. OpenAI, respaldada por Microsoft, aún no ha respondido de manera inmediata, pero ha sostenido que el uso de datos de entrenamiento obtenidos de Internet no infringe las leyes de derechos de autor de Estados Unidos.
La asociación de autores defiende su posición al señalar que los datos podrían haber sido extraídos de libros ilegalmente disponibles en Internet. Mary Rasenberger, directora general de Authors Guild, declaró: "Deben tener la posibilidad de controlar si la IA generativa utiliza sus obras y cómo lo hace para preservar nuestra literatura". La demanda también refleja la preocupación generalizada de los escritores sobre la posibilidad de ser reemplazados por sistemas de Inteligencia Artificial, un tema que recientemente fue abordado por Guillermo del Toro en el Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF), donde subrayó la importancia de valorar el arte humano.
Los demandantes solicitan una indemnización por daños y perjuicios de hasta 150,000 dólares por obra, lo que equivale a más de dos millones de pesos mexicanos. Además de OpenAI, Meta Platforms y Stability AI también están involucrados en la demanda, y han argumentado que sus chatbots no plagian el contenido de los artistas, sino que se inspiran en sus obras para crear sus propios textos.