Ferromex ya había advertido a los ilegales que no abrieran los vagones, eso hizo detener la marcha y evitar llegar a la frontera con casi 3 mil en techo.
Por humanidad, Ferromex está aceptando que los migrantes viajen y a propósito deja abiertos algunos vagones para que las familias con niños se resguarden o modera la velocidad por la seguridad de quienes van en los techos de los vagones, coincidieron en sus relatos migrantes venezolanos y Protección Civil de Frontera.
En el tren que el pasado martes interceptaron en los límites de Monclova y Castaños con casi 3 mil personas ilegales, Ferromex había advertido a los migrantes no abrir los vagones, pero la desesperación de ir bajo los rayos del sol en el techo hizo que algunos intentaran abrir un vagón, lo que posiblemete emitió una alerta al operador que paró la marcha en ese sitio.
El error. "Ya habían advertido de que no abrieran vagones, que iba a partir el tren, pero que no abrirán vagones", narró Roselis, una migrante venezolana, "supongo que han de traer un sensor los vagones, porque el chofer comenzó a parar cuando ya íbamos directo hasta la frontera, incluso, no iba a fuerte velocidad, me imagino que por tanta gente que veníamos ahí y los de arriba ( en el techo), por seguridad venía despacio".
A su vez, Ángelo Grimaldo, director de Protección Civil, consideró que Ferromex parece aceptar el uso del transporte ferroviario por los migrantes pues un grupo de los mismos migrantes partieron en la mañana en otro tren, dentro de un vagón, que abordaron en Frontera, "Ya abren los vagones para darles más seguridad, como hay mucho niño y mujer".
Esperanza. Roselis, Zaid y Armando son venezolanos profesionistas que se arriesgaron a ir en el tren ilegalmente para cruzar Estados Unidos porque buscan una mejor vida, ya que como maestra no recibía sueldo y a un maestro le pagan 5 dólares al mes, a un funcionario 30 dólares, por ello, viajaron de polizontes con cerca de 3 mil migrantes varados en el tren detenido el martes, y hoy continuaron su camino a Piedras Negras. Comentaron que se retiraron del tren alrededor de las 18:00 horas, liego que se convencieron de que la unidad no reiniciaría su marcha, durmieron en un hotel en Monclova y la mañana de ayer miércoles comenzaron a caminar por la carretera 57 para llegar a Piedras Negras donde se entregarán a las autoridades migratorias, Roselis lleva su acta de matrimonio y confía en poder reunirse con su esposo, quien se encuentra desde hace tiempo en Estados Unidos. "Voy bajo la posibilidad de arreglar por la condición de 'Reubicación Familiar'", comentó.
Va acompañada por un cuñado de su esposo, Armando, quien era funcionario de seguridad en Venezuela, "No me alcanzaba el salario de 30 dólares mensuales, ni para la gasolina", y por Zaid, empleado.