Hace 38 años, Coahuila mandó la brigada de rescate con una grúa 1400, la más avanzada en su tiempo y fue operada por un hijo adoptivo de Monclova.
Hace 38 años, el país no estaba preparado para un sismo de dimensiones catastróficas: la mañana del 19 de septiembre de 1985 la ciudad de México quedó devastada. A las 07 horas con 17 minutos y 47 segundos inició el terremoto de magnitud 8.1. en la escala de Ritcher. Tuvo una duración de 2.5 minutos y se localizó a 321 kilómetros de la capital. El movimiento telúrico fue tal que también resintieron los estados de Jalisco, Estado de México, Guerrero, Colima, Morelos y Michoacán. Las ondas tenían una frecuencia de oscilación de 6.3 segundos, lo que generó movimientos más amplios.
Debido a la falta de equipo para la remoción de los escombros, se pidió la ayuda de personal altamente calificado para manejar una grúa 1400. Entre los trabajadores que realizaban trabajos en la Termoeléctrica "José López Portillo" de Nava, Coahuila, fue escogido un experimentado trailero que se encargaría de trasladar al 'monstruo' hasta la capital del país.
Héroe sin capa. La historia está llena de héroes que se mantienen anónimos hasta que se da a conocer su gesta. Personas que sin traer capa demostraron con determinación el espíritu coahuilense: Fernando Javier Vázquez Hernández, era chofer de las líneas Internacionales de Piedras Negras con don Luis Salas Taméz y recorrió los mil 209 kilómetros que separan la frontera del país con la ciudad de México.
La compañía México con el ingeniero Plata iban a llevar el armatoste que pesaba 114 toneladas a las labores de rescate y no tenían un lowboy disponible, siendo encomendado Vázquez Hernández para conducirla, pues con ella se levantarían 70 toneladas.
"Nos abanderaron marinos, la policía Federal de Caminos y llegamos a México la mañana del 21 de septiembre", recordó el también carpintero, quien dijo que quedó sorprendido y no pudo evitar las lágrimas al ver tanta destrucción.
Aunque la cifra oficial de muertos fue de 3 mil 192, el número real nunca se supo; el gobierno aceptaba de 6 mil a 7 mil decesos, pero para Fernando las cifras fueron maquilladas, "Yo te digo que fueron millones, las máquinas como los trascabos levantaban los muertos y los echaban en los camiones de volteo".
Hijo del ferrocarrilero Juan Manuel Vázquez Rendón(+) y la muzquenze Sara Hernández Vega(+) reveló que sentía una gran impotencia al ir en la grúa y la gente se abalanzaba en la cabina para pedirle que levantara las losas para buscar a sus familiares "Desgraciadamente, las primeras órdenes que recibimos fue remover donde se encontraba la SECOFI (Secretaría de Comercio y Fomento Industrial) a ellos (gobierno) era lo que les interesaba".
Confesó que no tenía experiencia en los rescates; sin embargo, no había maquinaria para quitar los escombros y se optó por mandar la máquina, la más grande de su tiempo.
Los soldados andaban con gatos hidráulicos, no tenían equipo. La brigada la componían 19 personas, él era el operador, había ayudantes y el jefe de cuadrilla y los abanderados. "Eran montones de muertos, levantábamos las losas y echábamos cal y formol, la peste era insoportable, se temía una epidemia, llegaba el trascabo y los echaban al camión y directos a San Lorenzo donde hicieron una enorme fosa común, por eso a muchos nunca los encontraron", reveló. Trabajaban 14 horas y dormían una hora, las labores de rescate eran seguidas y dormían por Indios Verdes para la salida de Pachuca.
Vivos. "También sacamos mucha gente viva, heridos y golpeados, murió mucha gente porque el gobierno priorizó los edificios fiscales", expresó y dijo que se vieron escenas dantescas como un bebé que seguía amamantándose del cuerpo de su madre muerta. Padre de 6 hijos y abuelo de 17 nietos, aseguró que le tocaron vivir las diferentes réplicas que ocurrieron. "No hay palabras para decirlo, pero ahora comparado con el 2017, aquel fue horrible, los cuerpos, si eran conocidos, los metían a cajas hechas con rejas tomateras.
Faltó mucho apoyo del gobierno", dijo y mencionó que la federación debió aprender la lección, pues a lo largo de los años se equipó, además que las edificaciones implementaron la ingeniería de la Torre Latinoamericana con un sistema de amortiguación hidráulico en los cimientos.
A pesar de que no tuvieron un reconocimiento ni una gratificación especial, los miembros de esa brigada de auxilio fueron inscritos en una placa en él edifico de la aduana mexicana de Piedras Negras (Ahora SAT).
El último trabajo que tuvo como trailero fue con Jorge Santana Vega en Altamira, Tamaulipas en el 2006 y se retiró debido a un accidente. A raíz de una crisis por la que pasó durante la pandemia, tuvo que vender toda su herramienta de carpintería y hasta la casa."Me dejó marcado la impotencia de haber podido hacer más por la gente, se te salían las lágrimas. No me considero un héroe. A pesar de que nací en Nuevo León, desde los 8 años estoy aquí y soy un orgulloso coahuilense que prestó su esfuerzo para salvar gente", concluyó.