Considerando últimas evidencias sobre la importancia de la optimización de la oxidación de grasas para un mejor manejo de la obesidad, un equipo de investigación realizó una revisión de la literatura para destacar las recomendaciones de intensidad y volumen de actividad física.
Los valores de referencia de FATmax* deben basarse en la frecuencia cardiaca relativa y no en el consumo relativo de oxígeno.
En pacientes con obesidad, la intensidad del ejercicio para optimizar la oxidación de grasas se define de acuerdo con el porcentaje de grasa corpora: para aquellos con un porcentaje de grasa corporal ≥35% es necesaria una frecuencia cardiaca sostenida entre 61% y 66% de la frecuencia cardiaca máxima; en caso de porcentajes de grasa menores a 35% la frecuencia cardiaca sostenida debe estar entre 57% y 64% de la frecuencia cardiaca máxima.
Edad, índice de masa corporal, capacidad cardiorrespiratoria y tipo de ejercicio influyen en la tasa máxima de oxidación de grasas durante el ejercicio y debe considerarse al determinar el volumen de entrenamiento en la intensidad del ejercicio para optimizar la oxidación de grasas en pacientes con obesidad.
*FATmax es la intensidad del ejercicio en la que se observa la oxidación máxima de grasas, siendo que la tasa de oxidación aumenta inicialmente con el ejercicio, pero disminuye si se practica a altas intensidades.[2]
"Hicimos esta revisión de literatura con la intención de proporcionar valores de referencia para que los médicos o entrenadores puedan prescribir ejercicio a la intensidad FATmax [para optimizar la oxidación máxima de grasas] en pacientes con obesidad", justificó en entrevista con Medscape en español el primer autor del trabajo, Isaac A. Chávez-Guevara, licenciado en Educación Física con máster y doctorado en Química Biológica, del Departamento de Ciencias de la Salud de la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez en Chihuahua, México.
"Sabemos que el ejercicio es medicina, y es una estrategia no farmacológica de las más útiles o potentes, no para no solo para prevenir, sino para tratar también muchas enfermedades crónicas no transmisibles. Hay evidencia de los beneficios en más de 26 enfermedades incluyendo la obesidad, sin embargo, tenemos directrices muy generales que en algunos casos no suelen tener mucho respaldo", afirmó Chávez-Guevara, que investiga los determinantes biológicos de la flexibilidad metabólica en el Laboratorio de Fisiología del Ejercicio en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
"Este estudio viene a agregar nuevas informaciones en un área que necesita de más estudios, de más evidencias, porque hay una gran variación en todo lo que es la fuente de energía y cómo la usamos. Creo que es novedoso en la idea de mostrar que el consumo de oxígeno no sería el mejor parámetro, pero sí la frecuencia cardiaca", evaluó para Medscape en español la Dra. Sandra Mahecha Matsudo, quien no participó en el trabajo.