Durante los cinco días que duró el congreso de la Sociedad Respiratoria Europea (ERS), Milán se convirtió en el escenario en el que se debatió sobre los cigarillos electrónicos, los riesgos para la población y los beneficios potenciales para los fumadores vinculados al uso de estos productos que ya han invadido el mercado mundial.
También se debatió sobre la legislación y las medidas que las instituciones, pero también los médicos a título individual y los ciudadanos, pueden adoptar para frenar esta "epidemia".
Los ojos puestos en los más jóvenes
En todo el mundo, el 8 % de las mujeres y el 12 % de los hombres vapean o usan cigarillos electrónicos, y el uso de estos dispositivos ha experimentado un crecimiento constante en la última década, con un repunte durante la pandemia de la COVID-19. Elif Dagli, neumóloga pediátrica y experta en estrategias de control del tabaco de la Universidad de Mármara en Estambul (Turquía), hizo balance del uso de los cigarillos electrónicos entre los jóvenes, comenzando con datos de Estados Unidos cuanto menos preocupantes.
Los cigarillos electrónicos llegaron al mercado estadounidense en 2007 y su uso entre estudiantes de secundaria y bachillerato aumentó un 900 % entre 2011 y 2015, de modo que hoy en día 3,6 millones de jóvenes en Estados Unidos usan cigarillos electrónicos.
"Analizando el mercado, parece que los más jóvenes representan el público objetivo de los fabricantes de cigarillos electrónicos", dijo Dagli, mostrando las imágenes utilizadas para las campañas publicitarias y haciendo hincapié en otros aspectos que apoyan su afirmación. "Los sabores dulces y los diseños de alta tecnología son dos herramientas utilizadas para atraer a un público joven", explicó la experta, mencionando también el papel de los numerosos influencers que promueven el uso de estos en las redes sociales.
Aunque a menudo se promocionan como productos "menos nocivos", los cigarrillos electrónicos suponen un riesgo importante para la salud. De hecho, numerosos estudios en modelos animales muestran efectos adversos a largo plazo sobre el sistema cardiovascular, neurológico, reproductivo e incluso daños en el feto. "Además, muchos cigarillos electrónicos contienen nicotina, que es adictiva y puede causar daños importantes en el cerebro, que sigue creciendo hasta los 25 años", añadió Dagli, que también mencionó los efectos negativos a nivel celular y molecular de los diversos compuestos que contienen los cigarillos electrónicos.
"Todo médico debería preguntar a cada uno de sus pacientes si consumen cigarrillos o cigarrillos electrónicos, sugerirles estrategias para dejar de fumar y proporcionarles apoyo para hacerlo si es necesario. Y debería seguir haciendo estas preguntas cada vez que vea a un paciente", afirmó con rotundidad la experta.
¿Ayuda para los que quieren dejar de fumar?
La presentación de los datos de una reciente revisión Cochrane baraja las cartas, por así decirlo. Peter Hajek, director de la unidad de investigación sobre salud y estilo de vida de Barts and The London School of Medicine de la Queen Mary University de Londres, mostró cómo los cigarillos electrónicos son una herramienta eficaz y segura para dejar de fumar, según esta revisión actualizada a noviembre de 2022.
La revisión incluyó un total de 78 estudios (ensayos controlados aleatorizados y estudios de cohortes) con un total de más de 22.000 personas implicadas, realizando varias comparaciones: cigarrillos electrónicos frente a tratamiento de sustitución de nicotina como parches o chicles, cigarrillos electrónicos con nicotina frente a cigarrillos electrónicos sin nicotina y cigarrillos electrónicos frente a apoyo conductual o sin apoyo. En conjunto, los cigarrillos electrónicos demostraron ser más eficaces que los distintos tratamiento de sustitución de nicotina (cociente de riesgos: 1,63), con un alto grado de certeza en las pruebas. Los cigarrillos electrónicos con nicotina fueron más eficaces que los que no la contenían (cociente de riesgos: 1,93; grado moderado) y la eficacia de los cigarrillos electrónicos superó significativamente a la de las intervenciones conductuales o ninguna intervención (cociente de riesgos: 2,26), pero en este caso el grado de certeza es bajo. "En cuanto a la seguridad, por el momento los datos no muestran ningún daño relacionado con el uso, pero hay que tener en cuenta que el seguimiento más largo en los estudios evaluados fue de solo dos años", explicó Hajek, quien, aunque apoyó la eficacia y la seguridad de los cigarillos electrónicos para dejar de fumar, dijo que los médicos tienen que ser claros con sus pacientes: "Es importante hablar con los pacientes sobre las dudas aún abiertas, incluyendo el hecho de que muchos fumadores que han dejado los cigarrillos gracias a los cigarrillos electrónicos siguen vapeando después
El experto, entrevistado por Univadis, añadió también un comentario importante sobre la interpretación de las recomendaciones Cochrane. "Los grupos Cochrane solo hacen metaanálisis y analizan los datos, pero no dicen cómo interpretarlos a la luz de factores no estrictamente representados en los estudios, como el impacto social de ciertas elecciones".
Muchos de los participantes en la conferencia se opusieron rotundamente a la idea de proponer los cigarillos electrónicos como herramienta para dejar de fumar. "Proponerlos para dejar de fumar es una especie de Brexit de las estrategias de control del tabaco", afirmó Elif Dagli, comentando la propensión de los médicos británicos a utilizar esta estrategia con sus pacientes fumadores.
Para evitar consecuencias peligrosas, quizá sería útil regular los cigarillos electrónicos como dispositivos médicos, que se utilizarían bajo prescripción y control de un médico, como se sugirió en varias ocasiones durante el congreso de la ERS.
De la teoría a la práctica
"No debemos permitir que el debate sobre los nuevos productos del tabaco nos distraiga del trabajo principal que tenemos entre manos: promover medidas reguladoras que sabemos que son eficaces para reducir el tabaquismo y seguir apoyando a quienes desean dejar de fumar". Así lo escriben los expertos del Comité de Control del Tabaco de la ERS en un documento de posición que deja poco lugar a dudas: "La ERS no puede recomendar ningún producto que dañe la salud de los seres humanos o sus pulmones".
En consecuencia, aunque puedan ser menos nocivos para los fumadores, los productos de tabaco calentado siguen siendo nocivos y altamente adictivos, lo que plantea el riesgo de que los fumadores se pasen a estos productos en lugar de dejar de fumar.
También están preocupados los miembros de la Academia Europea de Pediatría, que recientemente han publicado una declaración de postura en la que, aplicando el principio de precaución, declaran que los cigarillos electrónicos deben considerarse peligrosos hasta que se demuestre lo contrario y piden que se prohíban los aromas utilizados en ellos. Se trata de una postura clara en contra de los cigarillos electrónicos que, según el documento, tienen una toxicidad aguda mucho mayor que los cigarrillos tradicionales y podrían acarrear daños que actualmente se desconocen a largo plazo.
Desde el punto de vista normativo y legislativo, las normas varían de un país a otro, lo que contribuye a la confusión entre los ciudadanos y los profesionales de la salud. En la India, el uso de cigarrillos electrónicos está prohibido, mientras que en el Reino Unido se recomienda a los fumadores que quieren dejar de fumar. Y de nuevo, la cantidad máxima de nicotina que pueden contener estos dispositivos varía: es del 2 % en Europa, pero llega hasta el 6 % en Estados Unidos.
Así pues, aún quedan muchas cuestiones abiertas sobre el uso de esta herramienta, pero la tendencia dominante de las asociaciones científicas es poner freno a su propagación. Sin embargo, quedan por definir en detalle las herramientas y medidas más eficaces para lograr este objetivo.