Los empleados exigen aumentos salariales y más beneficios, mientras que los fabricantes, que han registrado ganancias en los últimos años, apretaron las tuercas tras la crisis financiera de 2008.
El sindicato de tres grandes fabricantes de automóviles estadounidenses lanzó una huelga simultánea sin precedentes en tres plantas de Estados Unidos para exigir aumentos salariales, amenazando la economía y el impulso a la reelección del presidente Joe Biden.
Frente a la planta de Ford en Wayne, en la región de Detroit (Michigan), bocinas y aplausos saludaron la llegada del presidente del poderoso sindicato United Auto Workers (UAW), Shawn Fain, quien poco antes había anunciado los tres sitios elegidos para iniciar el paro, uno en cada grupo involucrado: General Motors, Stellantis y Ford.
"Esta noche, por primera vez en nuestra historia, iremos a huelga a la vez en los 'Tres Grandes'", había dicho Fain un poco antes del plazo límite para llegar a un acuerdo para el convenio colectivo, en particular sobre el aumento de los salarios.
Además de Wayne, los otros dos centros que van a la huelga son plantas de montaje en Wentzville (Misuri), de GM, y en Toledo (Ohio), de Stellantis. Según el sindicato, alrededor de 12 mil 700 empleados estarán de paro este viernes.
Pero el movimiento podría extenderse, subrayó Fain, quien instó a los aproximadamente 146.000 miembros del sindicato que trabajan para estos fabricantes a estar dispuestos a hacer huelga en función de la evolución de las negociaciones.
Un conflicto social prolongado podría tener consecuencias políticas para Biden, cuya gestión de la economía recibe críticase, en particular debido a la persistente inflación.