El estudio, realizado por profesionales de la Organización de Investigación Científica e Industrial del Commonwealth, empleó un "algoritmo impulsado por computadora", que en realidad resultó ser el videojuego Age of Empires 2, la versión original de este icónico juego de estrategia en tiempo real lanzado hace 24 años.
El objetivo del estudio era demostrar que las guerras entre hormigas se pueden explicar utilizando las Leyes de Lanchester. En resumen, estas leyes sugieren que la potencia prevalece sobre la cantidad cuando el número de tropas en combate es bajo, mientras que la cantidad prevalece sobre la potencia cuando el número de tropas es alto. Age of Empires se convirtió en una elección natural para aplicar estas leyes, ya que los jugadores del juego intuitivamente comprenden cómo funcionan estas dinámicas. Por ejemplo, un soldado de infantería siempre perderá contra un caballero, pero si enfrentamos a 10 caballeros contra 100 soldados, la situación se complica para los caballeros. Esta lógica se refleja en el juego, lo que permitió a los investigadores probar sus hipótesis de manera eficiente y sin dañar a las hormigas.
El estudio se centró en dos especies de hormigas: las hormigas de la carne, que son fuertes pero viven en colonias pequeñas, y las hormigas argentinas invasoras, que son mucho más pequeñas pero viven en colonias densamente pobladas. Los investigadores realizaron simulaciones en Age of Empires 2 para comparar el rendimiento de las unidades en diferentes escenarios, encontrando resultados que luego confirmaron con hormigas reales. Concluyeron que las hormigas de la carne tenían una ventaja táctica en situaciones que favorecían enfrentamientos con grupos menos numerosos.
El estudio demostró que las especies invasoras, como las hormigas argentinas, pueden tener ventajas tácticas en terrenos manipulados por humanos. Estos hallazgos resaltan el papel de los seres humanos en la propagación de especies invasoras y cómo la configuración del terreno puede influir en la lucha por el territorio. Además, Age of Empires 2 no solo fue una herramienta valiosa para el estudio, sino que también generó interés y atención en la investigación sobre insectos, lo que demuestra cómo los videojuegos pueden ser útiles en campos inesperados.