Un nuevo estudio llevado a cabo por investigadores estadounidenses ha revelado una sorprendente conexión entre el sedentarismo y el riesgo de demencia en personas mayores de 60 años.
Los resultados de esta investigación, basada en datos de más de 100,000 británicos, sugieren que aquellos adultos mayores que pasan una cantidad significativa de tiempo sentados tienen un mayor riesgo de desarrollar demencia.
El estudio puso de manifiesto que el riesgo de demencia aumenta de manera significativa para aquellos adultos mayores que pasan más de 10 horas al día sentados, superando el promedio de 9.5 horas al día que pasan sentados los estadounidenses y británicos en general.
Estas cifras son alarmantes, considerando que en el Reino Unido, una de cada 14 personas mayores de 65 años ya padece demencia, una estadística que se eleva a una de cada 6 personas mayores de 80 años.
Aunque la edad sigue siendo el principal factor de riesgo para la demencia, estos nuevos hallazgos han desconcertado a los profesionales de la salud.
El profesor Gene Alexander, de la Universidad de Arizona, comentó: "Nos sorprendió descubrir que el riesgo de demencia comienza a aumentar rápidamente después de 10 horas de sedentarismo cada día, independientemente de cómo se acumuló el tiempo sedentario".
Es relevante destacar que, según los resultados del estudio, la forma en que se acumula el tiempo sedentario no parece influir en el riesgo de demencia.
Ya sea en largos periodos continuos de estar sentado o de manera intermitente a lo largo del día, el tiempo total de sedentarismo está asociado de manera similar con la demencia. Sin embargo, las personas que pasan hasta 10 horas sentadas no parecen tener un mayor riesgo de desarrollar esta enfermedad.
El profesor David Raichlen, autor del estudio, comentó: "Esto debería brindar cierta tranquilidad a quienes tenemos trabajos de oficina que implican períodos prolongados de estar sentados, siempre que limitemos nuestro tiempo diario total de sedentarismo".
Aunque estos hallazgos son reveladores, los investigadores señalan que se necesita más investigación para determinar si la actividad física podría mitigar el riesgo de desarrollar demencia.
Este estudio es parte de un proyecto más amplio destinado a comprender cómo el comportamiento sedentario afecta la salud del cerebro y se basa en datos recopilados de adultos que utilizaron dispositivos de muñeca para medir su actividad durante una semana, seguido de un estudio de seguimiento seis meses después para detectar diagnósticos posteriores de demencia en el grupo.
Este estudio arroja luz sobre la relación entre el sedentarismo y el riesgo de demencia en adultos mayores, destacando la importancia de limitar el tiempo de estar sentado para preservar la salud cerebral a medida que envejecemos.