Se trata de su infancia en Cuba, cuando era amante del fútbol aunque al final, eligió el béisbol.
Mientras Randy Arozarena se apoya sobre la barda acolchada ubicada sobre el dugout de los Rays, me cuenta una historia. Se trata de su infancia en Cuba, cuando era amante del fútbol aunque al final, eligió el béisbol.
A veces, parece distraído mientras habla. Sus ojos hacen contacto por poco tiempo, hasta que empiezan a divagar. Hacia los asientos azules vacíos alrededor del Tropicana Field, pocas horas antes de que Tampa Bay se enfrente a Pittsburgh. Hacia el jardín izquierdo, donde brilla como una de las estrellas más deslumbrantes de todo el béisbol. Hacia los asientos detrás de nosotros, las secciones 141 y 143, que se convierten en "Randy Land" durante los juegos de los viernes en casa. Durante esos encuentros, los aficionados visten camisetas con el número de Arozarena y agitan carteles gigantes con la imagen de su cabeza. Si conecta un jonrón, todos los asistentes a dichas secciones reciben una bebida gratis.
Sus ojos vuelven a dirigirse hacia mí, mientras prosigue con su historia.
"Amo todavía el fútbol", afirma sobre el fútbol. Ahora sonríe. Era delantero y marcaba muchos goles. Cristiano Ronaldo es su futbolista favorito, y sigue siendo aficionado al Real Madrid. En definitiva, dio el salto al béisbol porque pagaba bien.