Qué es el dolor lumbar y qué síntomas ayudan a identificarla

El dolor lumbar crónico es un problema de salud que afecta a una gran parte de la población, siendo la principal causa de absentismo laboral y motivo de consulta en los servicios de Traumatología y Cirugía Ortopédica.

Este dolor, que se origina en la zona lumbar baja y persiste en el tiempo, puede estar asociado a la compresión del nervio ciático o presentarse de forma aislada.

Uno de los síntomas característicos del dolor lumbar crónico es el dolor persistente en la zona lumbar baja, que se desencadena al permanecer de pie y mejora al descansar en la cama.

Además, este dolor puede irradiarse hacia la zona inguinal, glúteo y muslo, lo que puede dificultar el movimiento y la capacidad para caminar.

Existen varias causas que pueden dar origen al dolor lumbar crónico. Entre ellas se encuentran la degeneración de los discos intervertebrales y las articulaciones posteriores de la columna vertebral, así como problemas en las estructuras óseas, ligamentosas y vísceras que rodean la columna lumbar. Factores como el envejecimiento, la falta de tono muscular, el sobrepeso y las posturas forzadas también pueden contribuir al desarrollo de esta enfermedad.

El pronóstico del dolor lumbar crónico varía según el estilo de vida y la condición física del paciente. Aquellos que logren mantener un peso adecuado, tonificar la musculatura y evitar movimientos forzados de la columna tienen mejores perspectivas de recuperación. En casos más graves, la cirugía de fusión lumbar puede ser una opción, con altos índices de éxito y una reincorporación exitosa a las actividades cotidianas.

El tratamiento del dolor lumbar crónico se basa en diferentes enfoques. En primer lugar, se busca estabilizar la columna lumbar mediante el uso de fajas o corsés y la tonificación de la musculatura abdominal y espinal a través de ejercicios isométricos. Además, se promueve la adopción de medidas de higiene postural, como el uso de mobiliario ergonómico y evitar movimientos que flexionen la columna hacia delante.

En términos de medicación, se pueden utilizar antiinflamatorios no esteroideos, corticoesteroides, analgésicos y relajantes musculares para aliviar los periodos de reagudización del dolor. La aplicación de terapias físicas como corrientes, masajes, tracciones y fuentes de calor en rehabilitación también pueden proporcionar alivio temporal.

En casos en los que la mejoría no es suficiente, se pueden realizar infiltraciones periarticulares de anestésico local y corticoesteroides. En situaciones más avanzadas, la denervación percutánea del ramo posterior, conocida como rizolisis, puede reducir la sintomatología en hasta un 70% de los casos, proporcionando un alivio prolongado.

 

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