Una dieta variada en los primeros años de vida se relaciona con un menor riesgo de alergias

La alimentación complementaria debe comenzar entre los cuatro y los seis meses, y los alérgenos alimentarios deben introducirse una vez iniciada la alimentación complementaria. El estudio lo llevó a cabo un equipo francés y suizo, y se ha publicado en la revista Allergy.

La alimentación complementaria se refiere a los alimentos o bebidas que se dan al lactante además del agua, la leche materna o la leche artificial. En las guías francesas actualizadas recientemente se aconseja comenzar esta práctica entre los cuatro y los seis meses de edad. Se ha debatido sobre la edad óptima de introducción, la diversidad de alimentos y cuándo introducir los principales alimentos alergénicos como el huevo, el trigo, el pescado y los lácteos.

En un estudio prospectivo de una cohorte nacional de 6.662 niños franceses, los autores examinaron los datos sobre la alimentación entre los tres y los diez meses de edad. Evaluaron la edad de inicio de la alimentación complementaria, la diversidad de alimentos y la frecuencia de episodios alérgicos, incluidos eccema, alergia alimentaria, asma y rinoconjuntivitis, en niños de entre 1 y 5,5 años.

La alimentación complementaria temprana (antes de los cuatro meses) no se asoció con el riesgo de eccema o alergia alimentaria.

La edad de inicio de la alimentación complementaria no se asoció con el riesgo de asma o rinoconjuntivitis.

Los niños que no estuvieron expuestos al menos a dos alimentos alergénicos a la edad de ocho meses tenían más probabilidades de padecer una alergia alimentaria que los expuestos a los cuatro alimentos alergénicos.

Los que no habían estado expuestos al menos a dos alimentos alergénicos a la edad de 10 meses tenían más probabilidades de padecer alergia alimentaria y rinoconjuntivitis.

En el cuestionario no se tuvieron en cuenta los huevos en los alimentos horneados o procesados. No se distinguió el tipo de alergia alimentaria.

 

ver en sitio completo: Una dieta variada en los primeros años de vida se relaciona con un menor riesgo de alergias