Hablan de su cariño casi filial hacia el líder, que pasó por las colonias penitenciarias soviéticas y se hizo rico en la hostelería, antes de servir al Kremlin en el campo de batalla.
"Es como perder a un padre". Los habitantes de San Petersburgo rindieron homenaje el jueves por la mañana a Yevgueni Prigozhin, jefe del grupo paramilitar Wagner convertido en enemigo del Kremlin, que supuestamente falleció en un accidente de avión.
Considerado por Vladimir Putin como un traidor tras la rebelión armada del 23 y 24 de junio, Prigozhin conservó una particular popularidad en Rusia, donde su grupo tiene fama de despiadado y brutal, pero también de eficaz, especialmente en Ucrania.
Su labia, su brío salpicado de vulgaridad, su nacionalismo intransigente y sus desenfrenadas denuncias de la incompetencia de la élite militar le convirtieron en una figura de culto para algunos.
A la sombra del edificio de cristal donde Wagner instaló su cuartel general en la antigua capital imperial rusa, sus partidarios desfilaron el jueves para colocar claveles rojos, rosas o insignias con la calavera del logo del grupo armado.