Médicos abogan por nuevos esfuerzos para combatir la enfermedad de Chagas

Cuando a Maira Gutiérrez le diagnosticaron enfermedad de Chagas en 1997, ni ella ni su médico de cabecera habían escuchado sobre esta. La descubrió por casualidad después de participar en una campaña de donación de sangre de la Cruz Roja, organizada por su empleador, Universal Studios.

La Cruz Roja analiza la sangre donada para detectar una variedad de patologías, incluida la enfermedad de Chagas, causada por un parásito y que puede desarrollarse silenciosamente durante décadas antes de causar síntomas. La prueba encontró Chagas en el cuerpo de Gutiérrez y años después, en 2013, una tomografía confirmó que ya estaba en su corazón.

"Me mostraron la imagen con el rastro del parásito hacia mi corazón. Fue realmente aterrador", dijo Gutiérrez, oriunda de El Salvador. Ahora a los 50 años se mantiene saludable pero realiza una serie de pruebas anuales para monitorear si hay daño cardiaco.

Trypanosoma cruzi,  el parásito que causa la enfermedad de Chagas, se transmite a través de un insecto triatómino, popularmente llamado vinchuca o "insecto besador", porque suele picar cerca de los labios. Estos insectos defecan en la piel; las heces, que contienen el parásito, pueden entrar al organismo de una persona a través de nariz o boca o por pequeñas heridas en la piel.

La enfermedad de Chagas afecta a personas principalmente en Latinoamérica, donde el insecto habita y se reproduce en techos de paja y paredes de barro. No se transmite de persona a persona, excepto de la madre al bebé o a través de transfusiones de sangre o trasplantes de órganos.

Pero cada vez está más presente en Estados Unidos, donde a menudo pasa desapercibido: Centers for Disease Control and Prevention (CDC) de Estados Unidos estima que más de 300.000 personas que viven en el país tienen infección crónica por T. cruzi, aunque la falta de conocimiento y de pruebas de detección significa que solo 1% de los casos ha sido identificado.[1]

Médicos, investigadores y defensores de pacientes manifiestan que Estados Unidos debería hacer mucho más para controlar la infección por T. cruzi, que causa enfermedades cardiacas graves en aproximadamente 30% de las personas que viven con el parásito y también puede provocar problemas digestivos paralizantes, como agrandamiento del estómago y del colon.[2] Presionan por un mayor acceso a las pruebas y los tratamientos y son optimistas sobre un nuevo tratamiento farmacológico que programado para ensayos en humanos el próximo año.

Un proyecto de ley en el Congreso para aumentar los fondos para el movimiento contra las enfermedades olvidadas, que los partidarios esperan que se debata en el otoño, también podría ayudar.

Aun así, en Estados Unidos hay "una tremenda falta de conciencia sobre esta enfermedad", señaló la Dra. Rachel Marcus, cardióloga y directora médica de la Sociedad Latinoamericana de Chagas (LASOCHA), quien lleva adelante una clínica de pruebas para la infección crónica por T. cruzi en el norte de Virginia. "Nos enseñaron que era algo que no se ve en Estados Unidos".

Gran parte de las personas con enfermedad de Chagas es de Latinoamérica y muchas no tienen papeles legales. La Dra. Marcus apuntó que aquellos en mayor riesgo de enfermedad de Chagas usan los centros comunitarios de salud, que podrían ser excelentes puntos de prueba, pero desafortunadamente tienen recursos limitados y tienden a enfocarse en afecciones más comunes como hipertensión o diabetes.

 

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