En las últimas semanas, en México se agudizó y exacerbó la violencia extrema de parte de los grupos criminales e integrantes del narcotráfico con prácticas como el secuestro de cinco jóvenes en Lagos de Moreno, Jalisco, y con el hallazgo de restos humanos mutilados, embalados y congelados en Poza Rica, Veracruz; se ha perdido todo respeto por la vida y los actos son similares a los que realizaban Los Zetas, brazo armado del Cártel del Golfo, así como otras organizaciones delictivas al finalizar el gobierno de Felipe Calderón Hinojosa y en el inicio del de Enrique Peña Nieto.
Entre 2010 y 2012, las organizaciones criminales utilizaban YouTube, Twitter y Facebook para masificar su sello con la violencia con la que actuaban, pero ahora ya utilizan WhatsApp, con lo que buscan amplificar la difusión para generar terror y tratar de inmovilizar a sus adversarios para mantener el control de plazas.
Entre 2008 y 2010, Los Zetas interceptaban camiones en la frontera norte, que provenían de Veracruz y Tamaulipas, con la finalidad de reclutar forzosamente a jóvenes, quienes eran obligados a pelear entre ellos con machetes, palos y hasta martillos, para que los sobrevivientes pasaran a formar parte de sus filas.
A los mayores de 50 años los mataban, las mujeres sufrían violaciones, a algunas se las llevaban para realizar funciones de cocineras y esclavas sexuales.
De acuerdo con redes sociales, los jóvenes de Lagos de Moreno presuntamente fueron obligados a pelear a muerte entre ellos.
Expertos en sociología, seguridad, antropología y sicología refieren a EL UNIVERSAL que este tipo de violencia extrema no sólo es contra los ciudadanos, también va dirigida a las autoridades: policías locales, federales y militares.
Lo anterior, con el objetivo de generar terror y buscar la inmovilidad de sus adversarios para mantener el control de zonas en el país.
El sociólogo David Coronado, de la Universidad de Guadalajara (UdeG), comenta que es un desarrollo de la violencia en el que los narcotraficantes y sicarios son capaces de realizar cualquier acto inhumano.
El también integrante del Comité Universitario de Análisis en materia de Desaparición Forzada del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades dice que los agresores pertenecen a un grupo jerarquizado e implica que obedecen órdenes.
Entonces, detalla, no son acciones premeditadas, tienen un modus operandi y son actos salvajes.
Armando Rodríguez, integrante de Colectivo Análisis de la Seguridad con Democracia, detalla que Los Zetas lograron tener presencia prácticamente en 90% del país y se destacaban por el uso de violencia extrema para hacer patente esa expansión territorial.
El Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), al que se atribuye el caso de los jóvenes de Lagos de Moreno, ha adoptado muchas de las tácticas que Los Zetas usaron para lograr esa expansión.
Además, ha alcanzado una importancia en el tráfico trasnacional de drogas, como el Cártel de Sinaloa desde hace varias décadas.
El experto en seguridad, inteligencia, prevención y libertad de expresión resalta que la violencia extrema en 2010 era una forma sistemática de actuar de Los Zetas.
Señala que hay testimonios de miembros de esa organización que estuvieron detenidos en Texas, Estados Unidos, y que describieron sus formas de operar.
"En ese sentido, es un ciclo, es decir, ocurrió entre 2008 y 2010, de manera frecuente empezó a bajar de 2010 a 2012, después dejó de conocerse este tipo de eventos a finales de 2012 y otra vez empezamos a observar la violencia extrema.
"Estos eventos fueron replicados por el Cártel de Sinaloa, particularmente Los Beltrán Leyva, quienes eran sumamente sádicos y sanguinarios", indica Rodríguez.
Subraya que vivimos una involución de las condiciones de seguridad; en los últimos años de la gestión de Vicente Fox y en los primeros años de Calderón Hinojosa se documentaron noticias de víctimas de decapitación y de policías desmembrados: "Estamos regresando a ese ciclo… significa una involución en todas y cada una de las formas sociales de entender este problema. No estamos aprendiendo nada, tanto en materia de seguridad pública como en derechos humanos", asevera el también consultor.
Dice que Los Zetas, el Cártel de Sinaloa y el Cártel del Golfo emplearon redes sociales como YouTube, Twitter y Facebook para difundir videos de violencia extrema; hoy en día hay una diferencia, pues esos videos también se pueden transmitir a través de WhatsApp y eso amplifica su alcance entre la población.
La antropóloga Elena Azaola refiere que el caso de los restos que se hallaron embalados y congelados en Veracruz ha ocurrido antes.
Sin embargo, apunta, "cada día tenemos conocimiento de un avance significativo de toma de territorios por parte de grupos de la delincuencia organizada, de ausencia por parte de autoridades del Estado que no llegan a tiempo. Estamos viviendo una violencia exacerbada, deshumanizante, que ha perdido todo respeto por la vida", considera la integrante del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social.
Enfatiza que la política de abrazos, no balazos del actual gobierno federal no parecen ser la adecuada cuando hay este escalamiento de la violencia.
Francisco José Gutiérrez, jefe del Departamento de Psicología Básica del Centro Universitario de Ciencias de la Salud de la UdeG, opina que hay una naturalización de la violencia.
Comenta que a través de diferentes medios se genera morbo y que aun cuando se trata de emociones negativas son distractores para la gente. Considera que la sociedad ha adoptado esa violencia en todos los espacios de la vida cotidiana. Las formas de ejecución han variado. En los años 70 una prueba inequívoca de un ajusticiamiento era el clásico tiro de gracia en la frente, en los 80 empezamos a ver la disolución de los cuerpos en ácido, mutilaciones y decapitaciones hasta llegar a actos más sanguinarios, relacionados con la lucha de las organizaciones criminales por los territorios.
Gutiérrez asevera que el grupo delincuencial que sea más sanguinario va a tratar de provocar terror en el cártel opositor.
Destaca que los cárteles ya no tienen una estructura vertical como antes, en la que sólo había un jefe y todos los demás obedecían sus órdenes. Ahora tienen colaboradores, en una especie de multinivel; por ejemplo, hay quienes manejan las redes sociales para lograr sus objetivos criminales.
El doctor Rodrigo Peña, director ejecutivo del Seminario sobre Violencia y Paz de El Colegio de México, expresa que se debe superar el discurso de la normalización de la violencia.
"La dinámica de expresiones de violencia de la civilización tiene picos hacia arriba y abajo… los eventos de Veracruz y Jalisco son un punto muy bajo, en ambas circunstancias se aprecia la decadencia de lo que algunos autores, como Norbert Elías, denominan el proceso civilizatorio.
"Superar el discurso de la normalización de la violencia supone que como sociedad le hagamos frente a estos acontecimientos y busquemos racionalizarlos", subraya el especialista del Colme.