El gigante farmacéutico Johnson & Johnson ha llegado a un acuerdo para permitir el suministro de versiones genéricas de su medicamento contra la tuberculosis a países de bajos ingresos, pero el acuerdo ha sido criticado por no ir lo suficientemente lejos como para acabar con el monopolio de la empresa en el suministro mundial de bedaquilina.
La patente global del fármaco finaliza el martes 18 de julio, pero en varios países Johnson & Johnson continúa controlando el mercado con patentes secundarias, para las cuales se realizan pequeñas modificaciones en un producto para extender una patente, informa The Guardian.
La decisión de J&J permitirá que la coalición Stop TB Partnership adquiera y suministre bedaquilina genérica a 44 países de bajos y medianos ingresos a través de su Global Drug Facility (GDF).
La Campaña de Acceso de MSF, que aboga por tratamientos médicos asequibles y disponibles, señaló que si bien acogía con beneplácito la medida, era solo una solución «temporal» y que los términos completos del acuerdo debían hacerse públicos. «Seguimos preocupados de que J&J conserve la autoridad mundial para determinar el acceso a las versiones genéricas de bedaquilina que salvan vidas en países con una alta carga de tuberculosis, incluso después de la expiración de la patente principal», apunta Christophe Perrin, farmacéutico defensor de la campaña de acceso a los fármacos de la tuberculosis de MSF.
Según MSF, la bedaquilina de J&J es el componente más costoso del régimen de múltiples medicamentos para personas con tuberculosis resistente a los medicamentos, pero podría reducirse de 1,50 dólares por día a 0,50 dólares.
Perrin afirma que la compañía no debería hacer cumplir sus patentes secundarias existentes y retirar cualquier solicitud pendiente para obtener más. Si no es así, los gobiernos deberían anular las patentes y tratar de comprar el medicamento a los fabricantes de genéricos: «Solo al tomar estas medidas, J&J realmente demostrará un compromiso para mejorar el acceso global a la bedaquilina y priorizar las necesidades de salud de las personas más afectadas por esta enfermedad mortal sobre las ganancias acumuladas a través de patentes secundarias».
El Grupo de Acción de Tratamiento (TAG) asegura que el acuerdo «no cumple» con las demandas de los pacientes con tuberculosis y que estaba utilizando «la perennidad de las patentes para extender los derechos de monopolio sobre las innovaciones financiadas con fondos públicos».
Por su parte, la jefa del Global Drug Facility (GDF), Brenda Waning, señala que el acuerdo les permitirá suministrar bedaquilina genérica a países de bajos y medianos ingresos, incluso donde existen patentes secundarias, activas hasta 2027. «Desde nuestra perspectiva, el punto final es el mismo. Podemos suministrar a todos los países [bajo el acuerdo] independientemente de las patentes», asegura.
Desde J&J aseguran, informa The Guardian, que utilizan el dinero obtenido a través de patentes para pagar el desarrollo de otros medicamentos, lo que los fabricantes de genéricos no suelen hacer. «Se necesita más y más rápida innovación, y las protecciones de propiedad intelectual hacen posible que las empresas asuman compromisos financieros sostenidos para descubrir y desarrollar medicamentos nuevos y mejorados necesarios para poner fin a enfermedades como la tuberculosis, que afecta principalmente a personas de bajos recursos. - y países de medianos ingresos y proteger la eficacia de los existentes», concluye el portavoz de la compañía.