"Actualmente, no hay datos que indiquen un mayor riesgo de cánceres cutáneos o no cutáneos en pacientes que se han sometido a la eliminación de tatuajes con láser", según una declaración conjunta de tres organizaciones profesionales europeas publicada en la revista Journal of the European Academy of Dermatology & Venereology.
Cuando se exponen a la luz láser, determinados pigmentos utilizados en los tatuajes pueden generar subproductos cancerígenos. En algunos estudios preclínicos se ha detectado un mayor riesgo de cánceres como el de hígado y el de riñón.
Tres organizaciones profesionales (el Grupo de Trabajo de Tatuajes y Arte Corporal de la Academia Europea de Dermatología y Venerología, la Sociedad Europea de Láser y Dispositivos Basados en Energía y la Sociedad Francesa de Láseres en Dermatología) revisaron los datos científico-estadísticos sobre la seguridad de la eliminación de tatuajes con láser desde una perspectiva oncológica.
En la declaración se señala que la terapia con láser se utiliza desde hace más de cuatro décadas para la eliminación permanente de tatuajes y, junto con el tratamiento quirúrgico, se considera la norma de referencia para esta indicación.
Extrapolar los datos preclínicos sobre los efectos cancerígenos de la eliminación de tatuajes con láser a los seres humanos es complicado. Diversos factores (por ejemplo, la densidad y la profundidad de los pigmentos, la ubicación en el cuerpo y la edad del tatuaje) influyen en los resultados. Los tatuadores profesionales tienden a inyectar menos tinta que los investigadores y la concentración de pigmentos en la piel humana disminuye con el tiempo.
Algunas investigaciones han suscitado preocupación específicamente por el mayor riesgo de cáncer derivado de grandes tatuajes que liberan el subproducto cancerígeno 3,3'-diclorobenzidina al irradiarse con láser. Sin embargo, "estas consideraciones se basan en escenarios extremos que no reflejan situaciones de la vida real", según la declaración.
Los estudios se han centrado principalmente en los láseres de rubí o Nd:YAG (neodimio:granate de aluminio e itrio), mientras que hay pocos estudios sobre el uso de láseres de CO2 para la eliminación de tatuajes. Los raros casos de cáncer de piel en una zona en la que se ha eliminado un tatuaje con láser no pueden atribuirse definitivamente al procedimiento.
"Con base en la amplia experiencia actual con la eliminación de tatuajes con láser, no hay justificación para afirmar que este procedimiento pueda potencialmente inducir cáncer", según se concluye en la declaración. "Se necesitan estudios epidemiológicos prospectivos a gran escala para investigar más a fondo esta cuestión, pero organizar tales estudios sería extremadamente complejo".