¿Cuáles son las heridas emocionales de la infancia? Consejos para prevenirlas y sanarlas

Aunque la infancia sea descrita como una etapa feliz, también puede involucrar heridas con repercusiones a lo largo de la vida

Durante la infancia, las niñas niños suelen expresar el deseo de crecer para obtener autonomía, independencia, conocimiento y pocas reglas que limiten sus acciones, palabras y experiencias. Sin embargo, cuando llegan a la etapa adulta se dan cuenta que la vida de las personas grandes estaba disfrazada. No mostraba los problemas, las acciones y las decisiones que debían tomarse las cuales no sólo se reducían a ver televisión o salir a jugar con amistades, pues algunas podrían cambiar el rumbo de la vida.

A pesar de las limitaciones, las personas suelen recordar a su infancia como una etapa plena donde el miedo por el futuro era inexistente y la diversión parecía nunca terminar, sin embargo, cuando miran desde otros lentes se dan cuenta que la infancia también traía sus problemas, ejemplo de ello son las 5 heridas emocionales de la infancia. Las 5 heridas emocionales de la infancia pueden estar relacionadas con la etapa que se enfrentan niñas y niños al pasar los años.

¿Cómo repercuten estas heridas emocionales en la vida adulta? ¿De dónde nacen? ¿Qué se puede hacer? Son algunas de las preguntas que resolveremos en esta nota. Cabe destacar que todavía existen acciones por llegar a infancias plenas y seguras. De acuerdo con el Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes, en 2020 se registraron 27, 526 personas entre 1 y 17 años que fueron atendidas en hospitales de México por haber sido víctimas de violencia familiar o no familiar.

 

¿Cómo identificar las 5 heridas de la infancia?

Las heridas emocionales de la infancia, informa Terapify, son los patrones que las personas repetimos conforme a los primeros años de vida. Surgen tras vivir ciertas dificultades o experiencias dolorosas donde desarrollamos conductas para sobrevivir o tolerar aquello que vivimos en ese momento. A pesar de esto, estas heridas emocionales de la infancia podemos continuar repitiéndolas a pesar de que no sean necesarias, resultando inconvenientes.

Criar con Sentido detalla que casi todas las personas tenemos una o varias de ellas. Los signos de estas heridas emocionales de la infancia pueden presentarse mediante diversas formas, como ansiedad, depresión, fracaso en las relaciones afectivas, pensamientos obsesivos, vulnerabilidad hacia determinados trastornos del sueño, actitud defensiva o agresiva, inseguridad, miedo o desconfianza. Eresmamá enlista las 5 heridas emocionales de la infancia:
  1. Abandono: cuando el menor siente la falta de presencia, afecto y protección por parte de sus progenitores. Dicho abandono puede ser físico mediante el fallecimiento o simbólico al no estar disponible emocionalmente
  2. Rechazo: se crea cuando no existe aceptación incondicional por parte de madres y padres, así como el rechazo en escuela u otros entornos. Esto le lleva a huir del compromiso
  3. Humillación: el menor se siente criticado o ridiculizado en algún aspecto, esto provoca tener una mala percepción sobre sí mismo, buscando constantemente la necesidad de ser valorado y aceptado por las demás personas
  4. Traición: cuando los progenitores no cumplen sus problemas o no respaldan sus actos y propias palabras. El infante crea rencor y desconfianza a las demás personas, teniendo la necesidad de tener control de todo
  5. Injusticia: resultado de una crianza rígida y autoritaria, convirtiéndose en personas rígidas, perfeccionistas y poco tolerantes

 

¿Cómo se sanan las heridas de la infancia?

Para evitar estas heridas emocionales Infancia en positivo deja algunas recomendaciones, como realizar escucha activa hacia los hijos, fortalecer su autoestima, tratarles con respeto, dándoles autonomía para afrontar la vida, enseñarles a perdonar, trabajar su confianza y criarles con respeto y tolerancia. Por su parte, MejorconSalud deja 6 consejos para curarlas:

  1. Aceptar las heridas emocionales como parte de uno
  2. Aceptar que nos hacemos daño, dando paso al temor o al reproche
  3. Darnos permiso para enfadarnos con las personas que alimentaron la herida
  4. Trasformar esas heridas en experiencias que nos enseñen algo
  5. Observar el mundo con y sin herida
  6. Apoyarse de los círculos sociales

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